Tres apuntes para empezar la semana
Caso Salazar: Pedro Sánchez ha tardado en reaccionar
Bochorno en el Día de la Constitución. Viendo el pasado sábado el acto institucional del Día de la Constitución, en el Congreso de los ... Diputados, uno se pregunta para qué lo celebran los mismos que después demuestran que no están a la altura del objeto de la fiesta. Mucho hablar del consenso como valor que hizo posible transitar de la dictadura a la democracia, mucho ensalzar el diálogo y las cesiones de unos y otros que obraron el milagro de un texto constitucional que dio la vuelta a este país como si fuera un calcetín... y luego todo son reproches y descalificaciones. La ronda de comparecientes de dirigentes institucionales y políticos en el patio del Congreso fue absolutamente bochornosa. Hubo quien puso el listón muy alto en materia de indignidad, aprovechando que pasaban por allí para hablar de cualquier cosa menos de la Constitución. Y después está lo de Vox y Podemos, dos partidos que decidieron desmarcarse del acto institucional pero que, sin embargo, mandaran a sendos portavoces a aprovechar que había periodistas para tener su minuto de gloria.
El caso de Salazar. Cuesta entender que nadie en la dirección del PSOE, y tampoco en Moncloa, supiera lo que pasaba con Francisco Salazar, cuyos comportamientos sexistas y machistas difícilmente podían haber pasado desapercibidos durante tanto tiempo. Bien es verdad que no hubo una denuncia pública, pero no es menos cierto que estamos hablando de alguien que tuvo mucho poder orgánico en el Partido Socialista, y ya se sabe que eso, por desgracia, extiende un manto de silencio por miedo a las consecuencias de dar un paso al frente. El presidente Pedro Sánchez ha tardado en reaccionar, una lentitud que se extiende a su condición de secretario general de los socialistas. El daño es importante porque esa herida no se cerrará mientras no haya responsabilidades políticas asumidas de manera clara y tajante. Y en eso las miradas recaen en el propio Sánchez.
La cita extremeña. El día 21 tendremos la primera cita electoral del ciclo político. En Extremadura medirán sus fuerzas un PSOE en declive, una izquierda que se juega ser irrelevante o desaparecer, un PP que se arriesga a quedar en manos de Vox y también comprobaremos si la tendencia creciente en votos para los de Abascal que dibujan los sondeos se ajustan a la realidad. Si María Guardiola ve cómo su continuidad en el poder depende de Vox, ya sabemos lo que hará: lo contrario a lo que dijo en su día.
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