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Fiesta amarga

Martes, 11 de julio 2017, 10:22

Suecia ha decido que uno de sus festivales musicales más importantes, el Bråvalla, sea en su próxima edición solo para mujeres. La noticia supuestamente llega con tintes resolutivos, con aire de positivismo y avance. Pero lo que en realidad esconde es un parche a las violaciones y las denuncias por acoso sexual registradas este año, lo que dio al anuncio de la suspensión del popular festival. Desde la Suecia que en estas tierras latinas tenemos como ejemplo de progresía e igualdad llega por tanto lo que a todas luces es un paso atrás en la lucha por el respeto de la mujer en un intento de salvaguardar la ley, cómo no, ya que estamos hablando de graves delitos.

Cuatro denuncias por violación y 23 por agresiones sexuales en un fin de semana, en la recién cerrada edición del festival que reunió a miles de jóvenes, hombres y mujeres. Ese es el resultado de un encuentro pensado para el ocio y el esparcimiento pero que ha puesto sobre la mesa, de nuevo, el machismo latente del que no escapa ninguna sociedad, por civilizada que parezca. Eso sí, la diferencia con países como España, con fiestas como los Sanfermines, donde el dislate se traduce en muchos casos en delito, es que las autoridades suecas, con mayor o menor fortuna, se han implicado en la búsqueda de una solución. «Es asqueroso. Son actos repugnantes de hombres deplorables». Estas palabras son del primer ministro sueco, Stefan Löfven. «Es terrible. Me afecta mucho. Chicas jóvenes que van a escuchar música y pasarlo bien y que se encuentran con esto».

Llama la atención desde España, donde la violencia de género no es asunto de Estado, que sea el primer ministro de Suecia el primero que salga a la palestra para darle al tema la importancia que tiene. ¿Se imaginan a Mariano Rajoy haciendo lo mismo? ¿Se imaginan a Rajoy hablando con verdadera preocupación sobre las violaciones grupales o sobre el asesinato de mujeres en Sanfermines? Por imaginar, que no quede, pero lo cierto es que en esa fiesta machista que son los Sanfermines se suceden escenas que denigran a la mujer, que en un segundo acaban con intentos de educación en igualdad de ambos sexos, y que algunas veces acaban en delito, incluso en muerte. En Suecia, la solución –inútil–, ante los casos de violencia en una fiesta masiva va a a ser segregar por sexos. Pero por lo menos el debate está abierto. En España, por contra, nada para la fiesta.

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