El cambio de agenda
El PSOE ha vuelto a recuperar el epicentro de la agenda política. En pocos días todo ha cambiado. La moción de censura descolocó al PP que no la esperaba o no le dio importancia en un primer momento. Y cuando se percató que iba en serio y que tenía opciones de prosperar a medida que transcurrían las jornadas, ya era tarde. Confiaban en el PNV. Pero los nacionalistas vascos no pueden arreglar todo con dinero, y era muy difícil explicar en su tierra el apoyo implícito a Mariano Rajoy después de la sentencia que golpeó de lleno al PP. Ahora Pedro Sánchez puede pivotar la política sobre la idea de ganar terreno a Podemos o bien carcomer el espacio de Ciudadanos. Existen las dos opciones y el Gobierno que ha nombrado lo permite. Es lo que marcará el resto de legislatura.
Hay un cambio en La Moncloa y en Canarias el horizonte es otro por completo. Asier Antona está obligado a moverse. En el nuevo contexto político, en el que carece de la cobertura de su partido instalado en La Moncloa y ya sin Rajoy, lo peor que puede hacer Antona es quedarse quieto, inmovilizado en la bancada de la oposición y ceñirse a esperar que transcurran los meses. Dicho de otra manera, su campaña electoral ya ha comenzado. Tiene que hacerse notar, crear ruido y, de ahí, que especulara con plantear la moción de censura a Fernando Clavijo. Porque para el PP el paso del no a la abstención de CC fue tan dolorosa como la traición parlamentaria del PNV. Ana Oramas hizo un giro para prepararse para un periodo en el que CC necesitará del PSOE, el mismo partido que echó prácticamente el otro día del Gabinete. Eso sí, si Antona quiere moción de censura se presenta por sorpresa y no se anuncia. Esas cosas hay que ejecutarlas al alba en el registro de la Cámara. Crear un runrún para luego nada de nada, no sirve.
Pero Antona en esa intención suya necesitaría del PSOE y NC. Es decir, de Ángel Víctor Torres para la posibilidad de emular a Jerónimo Saavedra y José Miguel Bravo de Laguna cuando intentaron a mediados de la década de los años noventa abortar la consolidación de CC, cuestión que no avanzó en cuanto que Alfonso Guerra (un jacobino convencido) en Madrid lo impidió. Eran los tiempos de la crispación de José María Aznar y esa operación canaria vendía mal en Ferraz. Es más cómodo, sin embargo, para el Partido Popular isleño acercarse a Coalición Canaria.
Sin poder institucional crecen las críticas. El próximo año, con cita con las urnas, todo cambia. Y por eso muchos ya andan buscando potenciales aliados para la siguiente legislatura. La entrada de Pedro Sánchez en La Moncloa ha transformado el panorama.