¿Nos conocemos?
Las venas abiertas ·
«No estar atento a quién decide los destinos de la sociedad en la que habitas es una renuncia a mejorar las cosas, a interpelar directamente a los responsables de cómo nos va en comunidad»Dicen que los isleños solemos vivir de espaldas al mar, tan evidente en nuestras vidas que lo hemos invisibilizado como a esos problemas de pareja que uno no advierte hasta que estallan en una ruptura. A veces siento que es verdad. Por ejemplo, cuando viajo en guagua por la Avenida Marítima mirando tierra adentro, o hechizado por la pantalla de mi teléfono móvil, sin prestar atención a la compañía permanente de ese infinito azul y su 'skyline' industrial de torretas petrolíferas.
No creo que el mar sea lo único a lo que permanecemos ajenos. Esa alienación en la que hemos profundizado durante la pandemia ha consolidado que el entorno en el que vivimos se haya convertido en un simple espacio físico que renunciamos a comprender a otras escalas. Ya sean sociales o políticas. Sin mucho interés en nuestras tradiciones y nuestro patrimonio.
Sin documentarnos seriamente, por ejemplo, sobre quiénes son los que gestionan la finca. No es que nuestros políticos actuales merezcan fama y reconocimiento, pero sí convendría que supiéramos el nombre y la hoja de ruta de aquellos que ocupan cargos de responsabilidad. Así evitaríamos más de una sorpresa cuando sus negligencias o antecedentes penales se cuelen en asuntos que nos incumben.
No estar atento a quién decide los destinos de la sociedad en la que habitas es una renuncia a mejorar las cosas, a interpelar directamente a los responsables de cómo nos va en comunidad. Pero quien habla de políticos también puede mirar a nuestros creadores. Saber quién concibió una posición crítica del archipiélago y tomarle como referencia para alimentar un debate que cohesione esta tierra ante el abandono externo y hasta para rellenar ese depósito de la autoestima que el isleño suele llevar en reserva.