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Jueves, 10 de agosto 2023, 12:00
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La Dirección General de Tráfico tiene previstos 95 millones de desplazamientos de largo recorrido entre el 1 de julio y el 31 de agosto de 2023, una cifra que tiene como derivada que la mortalidad en carretera crezca un 20% en el periodo estival. Además, en verano se registra un incremento de los accidentes en las carreteras convencionales, siendo la salida de vías la más habitual.
Entre los errores más habituales detectados entre los conductores destaca el llamado «síndrome del carril izquierdo». Aunque no es un fenómeno exclusivo de este año ni del periodo vacacional, con el aumento del volumen del tráfico se incrementa el número de conductores que incurren en este error, lo que provoca que, en vías de dos o más carriles, los vehículos circulen por el izquierdo o el central cuando la norma dice que lo correcto es hacerlo por el derecho, utilizando el contiguo únicamente para adelantar. Como consecuencia, se puede entorpecer la fluidez del tráfico.
El 14% de los usuarios sufre el síndrome del carril izquierdo, es decir, viajan por él sin estar realizando ningún adelantamiento en una vía de dos carriles en el mismo sentido. Según indica el artículo 31 del Reglamento General de Circulación, en vías fuera de poblado con más de un carril en el mismo sentido, «se circulará normalmente por el situado más a la derecha, si bien podrá utilizar el resto de los de dicho sentido cuando las circunstancias del tráfico o de la vía lo aconsejen, a condición de que no entorpezca la marcha de otro vehículo que le siga».
Según datos de la DGT, el porcentaje de utilización del carril derecho está en torno al 60% en las vías rápidas de doble carril. El «Síndrome del carril izquierdo», es una práctica bastante común y habitual cuyo mal uso aumenta las probabilidades de retenciones, frenazos y alcances. Así que recuerda, para circular debes utilizar el carril derecho.
Además se calcula que el 53% de los conductores no señaliza su intención de sobrepasar al vehículo precedente, mientras que el 67% no lo hace cuando pretende regresar al carril de origen.
según explican desde Carwow, otras de las malas practicas al volante son la de no mantener la distancia de seguridad, llevar los neumáticos con presión baja, viajar en las horas centrales del día, sentarse de forma incorrecta o con calzado y vestimenta inadecuados.
Respecto a al distancia de seguridad, se trata de un efecto muy común que aparece cuando el tráfico de una vía es muy denso, pero sin llegar a estar atascado. En estas ocasiones aparece el llamado efecto acordeón que hace que, cuando un coche frena sin detenerse, los que le siguen también tengan que frenar repentinamente si circulan muy pegados a él sin respetar la distancia de seguridad hasta que uno de ellos se ve obligado a parar totalmente. Es en este momento en el que empieza una retención que se prolongará sin mayor causa que la que de muchos vehículos no mantienen la distancia de seguridad necesaria para amortiguar los cambios de velocidad propios del tráfico denso.
Las ruedas son los únicos elementos del vehículo en contacto con el suelo por lo que mantener una correcta presión es imprescindible. En verano es frecuente circular con el coche más cargado de lo habitual por el equipaje y el mayor número de pasajeros, por lo que es fundamental aumentar la presión de los neumáticos según las indicaciones del libro de mantenimiento. En caso de duda es mejor exceder la presión necesaria que quedarse por debajo de ese umbral ya que las ruedas no revientan por exceso de presión si no por defecto, al sufrir sobrecalentamiento como resultado de la fricción con el asfalto.
Por otra parte, a pesar de la falsa sensación de seguridad que aporta viajar en las horas centrales del día por la mayor concurrencia de coches, la luz solar o la coincidencia con un horario «normal», la realidad es que elegir las primeras o últimas horas del día o incluso la noche permite viajar con un tráfico fluido y sin retenciones, un menor uso del aire acondicionado por la baja radiación solar, así como un consumo más bajo también asociado a temperaturas exteriores más moderadas.
Apoyar los pies en el salpicadero delantero o tumbarse en el asiento trasero, incluso llevando el cinturón abrochado puede resultar extremadamente peligroso en caso de accidente. Si se produce una colisión frontal, la más habitual cuando hay retenciones, el airbag se convierte en un arma de doble filo ya que aplasta al copiloto contra el asiento doblando el tronco en una posición que puede ocasionar graves lesiones o incluso la muerte. Asimismo, viajar tumbado puede provocar el llamado «efecto submarino» y quedar atrapado en un accidente.
También hay que tener en cuenta la vestimenta. Los zapatos y la ropa usados para conducir son muy importantes ya que permiten mantener mejor el control y que los sistemas de seguridad funcionen correctamente si fuera necesario. Calzados como chanclas o alpargatas pueden salirse del pie o engancharse y entorpecer al conductor o no permitirle pisar bien los pedales. Conducir sin camiseta también es peligroso ya que el cinturón o los airbags pueden producir quemaduras por el efecto de los sistemas de disparo que los activan.
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