La Isleta lleva a la Virgen entre las olas
Carmen Jiménez iba descalza para pagar una promesa que le hizo a la Virgen del Carmen por la salud de su sobrina. A pocos metros de ella, el trono de la Señora se movía al ritmo acompasado de los costaleros. Llevaba el manto celeste y plata, como es tradición en la procesión marítima.
Más de 20.000 personas volvieron a mecer el paso de la Virgen del Carmen desde su iglesia, en la calle Benartemi, hasta el muelle de Primo de Rivera. Entre olas de gente y olas de sal, la imagen de Nuestra Señora volvió a llevar el manto celeste y plata que históricamente lleva en este acto. Tal y como explica Mingo Nieves, que lleva más de treinta años vistiéndola, «se mantiene así la tradición, al igual de que lleve el manto dorado y blanco el día del Carmen y el último domingo».
Más de dos horas tardó en hacer el recorrido, jaleada por sus fieles y por los voladores, hasta llegar al Puerto de Las Palmas, donde se embarcó en el patrullero de la Armada Española Grosa.
Medio centenar de barquillos esperaban impacientes en la dársena la llegada de la Virgen del Carmen. Luego la acompañarían en su procesión marinera hasta el entorno de la Fuente Luminosa.
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