Guadalupe González, más racional y técnica que pasional
Martes, 3 de mayo 2011, 16:10
Es una política de raza. Constante, rigurosa, discreta y responsable, lleva en esta actividad desde la adolescencia. Guadalupe González Taño, nacida en Santa Cruz de La Palma en 1965, comenzó a militar en las filas del insularismo de la mano de Antonio Castro, líder histórico de la formación nacionalista de La Palma, cuando tenía 17 años.
Odia la improvisación. Le gusta trabajar en equipo y no permite que nadie vaya a su aire. Para evitar confusiones, a la hora de establecer las líneas maestras de la coordinación que exige a sus colaboradores, desde un primer momento deja meridianamente claro quién manda. Es más racional que pasional e intenta que las decisiones estén meditadas y consensuadas al máximo. No suele cometer deslices ni desmadrarse en las fiestas.
Licenciada en Derecho, ha ejercicio, sobre todo, en la esfera de las instituciones oficiales de Canarias. Tras la realización de un máster en Administración de Empresas por el International Social Council School y otro en Especialización en Gestión Administrativa y Tributaria por la Universidad Complutense de Madrid, se centró en la Administración autonómica.
Ha sido asesora para temas europeos y Secretaria General Técnica en la Consejería de Agricultura, Pesca y Alimentación. Ha dirigido varias empresas públicas del Gobierno de Canarias y ha sido directora general de Promoción Turística. Fue diputada regional en la anterior legislatura.
Desde 2007 es consejera del Cabildo de La Palma. Durante el primer año y medio del mandato que ahora concluye ocupó la vicepresidencia primera de la Corporación insular y las consejerías de Hacienda, Economía y Juventud.
En abril de 2009, en el marco del relevo generacional impulsado en el seno de Coalición de Canaria en la Isla, en una operación trazada, promovida y controlada por Antonio Castro, sustituyó al carismático José Luis Perestelo en el puente de mando del Cabildo. Se convirtió en la primera presidenta de La Palma. Su falta de tirón popular lo intenta compensar con su preparación técnica.
En este aspecto, se mueve con soltura por el marasmo de la burocracia. Por la noche, dice, se acuesta con la satisfacción del deber cumplido. No obstante, reconoce que la responsabilidad del cargo y las preocupaciones que comporta, a veces, le complican el sueño, «sobre todo, en estos momentos difíciles».