El vertido fecal en Jinámar dinamita los límites de la ley
Cada vez que se descubre un vertido de aguas negras en la capital, saltan las alarmas políticas y judiciales de la Isla. Sin embargo, hace años que la costa de Jinámar sufre impune la contaminación de entre 2.500 y 3.000 metros cúbicos diarios de aguas fecales. Un análisis certifica que el vertido dinamita los límites que fija la ley.
La mancha canela y fétida a la orilla misma de la playa de Bocabarranco, en la desembocadura del Barranco Real, es perceptible a simple vista y a casi todas las horas del día. Pero hay momentos en que ese lamparón marino y contaminante adquiere casi dimensiones de piscina olímpica. Es visible para todos, pero no parece que lo haya sido igual hasta ahora para las administraciones públicas implicadas, el Cabildo de Gran Canaria y los ayuntamientos de Telde, Las Palmas de Gran Canaria, Valsequillo y Santa Brígida, de donde proceden esas aguas. La depuradora de Jinámar, inaugurada en 2007 y gestionada por una empresa a partir de una concesión del Consejo Insular de Aguas, está justo al lado, a unos metros, pero solo tiene capacidad para tratar 5.000 metros cúbicos al día, de modo que el sobrante, 2.500 o 3.000, se tiran al mar mediante un emisario.
Este periódico encargó un simple ensayo analítico para tratar de comprobar hasta qué punto es un vertido contaminante, y los resultados, a juicio de los técnicos consultados, no deja lugar a la duda. Se midieron dos parámetros, los necesarios para calibrar si la contaminación es fecal, y las conclusiones del análisis, realizado por el Laboratorio Agroalimentario Sanz Blanco SL, en la capital, confirman que se rebasan de forma exponencial los límites que fija la ley.
La muestra, remitida por este periódico al laboratorio y obtenida a una distancia de 10 o 15 metros del punto del vertido, revela que en Bocabarranco los niveles de presencia de escherichia coli, una bacteria coliforme usada como indicador de contaminación fecal reciente, multiplican por 8 los valores que contempla la ley para considerar que el agua es apta para el baño. Por su parte, la presencia de enterococos intestinales, otro índice típico de contaminación por aguas negras, está 34 veces por encima del límite que fija la normativa.
hacen falta 12 millones. Esta prueba no tiene más valor que la de sustentar la credibilidad de esta información, pero pone sobre la mesa, entre otras cosas, que no es cierto que estas aguas hayan recibido algún tipo de tratamiento primario. Es más, basta sacar una pequeña muestra en la orilla de Bocabarranco para detectar a simple vista restos sólidos de materia orgánica.
Los gobiernos que llevan las riendas del Cabildo y de Telde han heredado este foco de contaminación y tratan de buscarle solución. Desde la consejería de Sector Primario y Soberanía Alimentaria, que lleva Miguel Hidalgo, aseguran que ambas instituciones llevan «meses trabajando de forma conjunta para buscar la financiación» que hace falta para ampliar la depuradora. Han mantenido reuniones con el Gobierno canario y el departamento de Aguas del Ministerio correspondiente. Calculan que se necesitan como mínimo 12 millones de euros para ampliar su capacidad de depuración hasta los 10.000 metros cúbicos y para ampliar la longitud del emisario, que hoy echa el agua en la misma orilla. La han incluido entre las obras prioritarias a financiarse con el ITE.