«Cordura» en el camino
Todo está listo para que la imagen de la Virgen del Pino baje el próximo día 31 desde Teror hasta Las Palmas de Gran Canaria. Una peregrinación en la que se espera participen alrededor de 200.000 personas y para la que se ha elaborado un detallado dispositivo de seguridad con el fin de que las 12 horas de caminata transcurran con normalidad. Alas cinco y media de la mañana del próximo sábado, día 31 de mayo, la imagen de la Virgen del Pino será colocada ante el pórtico de la basílica de Teror. Allí estará el obispo Francisco Cases, viviendo «con ilusión» su primera bajada de la Virgen, acompañado de un buen número de religiosos, así como de representantes de las diferentes instituciones locales, insulares y regionales. Pero, con todo, lo más importante serán los 200.000 peregrinos que se calcula acompañarán a la patrona de la Diócesis de Canarias a lo largo de todo el recorrido. Serán unas doce horas de caminata desde la iglesia de Teror hasta la catedral de Santa Ana. Y a ellos, a los peregrinos, la Iglesia pide sobre todo «cordura». Para que ese largo recorrido transcurra con total normalidad, la Junta de Seguridad se ha reunido en los últimos meses tres veces, tal y como indicó ayer en rueda de prensa la delegada del gobierno, María de Carmen Hernández Bento. «Hemos pensado en todo», apuntó, y «nos hemos puesto en lo peor para que no pase nada» y, si pasa, «atajarlo». Así, para la 51ª bajada de la Virgen del Pino a la capital se han dispuesto 337 efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que velarán en todo momento por la integridad de los peregrinos. De ellos, 282 serán agentes de la Policía Nacional y 55 de la Guardia Civil. Pero el dispositivo es más amplio, al sumarse 75 agentes de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, 15 agentes de la Policía Autonómica y 15 de la Policía de Teror. Así pues, serán 442 efectivos los que acompañarán a esos 200.000 peregrinos. A ellos hay que sumar los más de 200 voluntarios de Cruz Roja y Protección Civil que ese día se movilizarán, las doce ambulancias dispuestas a lo largo de la marcha y el hospitalito que se situará a la altura de Tamaraceite. Al «esfuerzo, trabajo y disponibilidad» de todas las instituciones participantes en el evento y del Obispado de Canarias hay que sumar la buena disposición de la gente. Por eso el vicario general, Hipólito Cabrera, destacó que es vital «poner cordura en la peregrinación», de tal manera que la multitud siga las indicaciones de la organización y que se respete lo máximo el medio ambiente. Tanto el vicario como el obispo de Canarias recordaron que la bajada de la Virgen del Pino es un acto de carácter religioso «viviremos rezando, cantando, compartiendo y viviendo una experiencia gozosa» en un acontecimiento que no se produce desde hace 14 años.
