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Argullol: "Hoy somos un monstruo tecnológico pero con alma de liliputiense"

EFE

Martes, 21 de julio 2020, 14:49

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El escritor y filósofo Rafael Argullol se propuso un reto en 2012, escribir durante tres años un poema o relato diariamente, cuando surgiera la oportunidad, "guiado por el ritmo del cuerpo", y de ahí su monumental libro, estético y ético, de más de mil páginas, "Poema", que acaba de publicar. Un libro, editado por Acantilado, a través del que Argullol (Barcelona, 1949) mira por un lado de forma microscópica, indaga en lo íntimo o lo subjetivo, y cuando ve que roza con su mirada "lo obsceno" -en sus propias palabras-, saca el telescopio para observar y analizar lo más universal, lo más compartible", explica en una entrevista con Efe. Pero el autor de "Visión desde el fondo del mar" o "La razón del mal", lo que hace en el libro es un viaje por el tiempo, de forma circular, en el que busca la belleza, la estética o analiza la fragilidad del ser humano. "Hoy vivimos en una época en la que la gente sale a buscar una cosa rara, es como si fuéramos cabalgando en una especie de monstruo, poderosísimo en lo tecnológico, pero al tiempo con alma liliputiense", asevera. "Tenemos instrumentos brutales pero con un guión vital pobrísimo", añade este profesor que ha enseñado en universidades europeas y estadounidenses. "El otro día en un viaje en el tren -relata- ponían 'Ben-Hur', pero no era la antigua, la observé y vi que había una inmensidad de tecnología y efectos especiales al servicio de un guión para niños, que no se lo merecían, pobrísimo, en ningún momento había una emoción fuerte, ningún sentimiento digno". "Tenemos instrumentos poderosísimos -continúa-, pero los aplicamos con una delgadez intelectual inquietante y esto puede llevar a consecuencias catastróficas en la cosa pública", sostiene. Argullol dice que "la vida es muy "insuficiente y frágil". "El ser humano está cercado por las preguntas que no tienen respuesta y eso causa un tormento e incertidumbre y la única actividad de la que se ha dotado al animal humano, donde no hay respuestas, es el arte, lo estético. Me interesa el arte porque no exige respuestas a las preguntas, y la importancia de la belleza no es esteticista sino porque completa vida", precisa. La infancia, la búsqueda del amor, el miedo, los viajes, el arte, el ateísmo, el agnosticismo, la amistad, el enigma, el secreto, los matices, Siria, el olvido, el comunismo, los dioses y sus caprichos, el mediterráneo, Leonardo, Homero... son algunos de los temas que el catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra repasa en este libro profundo y lleno de otros pequeños libros. Argullol busca lo extraordinario en lo cotidiano para escribir en "Poema", por ejemplo, de una cosa tan aparentemente prosaica como es hacerse un análisis de sangre y lo eleva a un bello poema, en el que compara la sangre al color oscuro del vino al que se refería Homero. Europeísta convencido, "a la manera de Goethe, Rilke o Valery" se siente "frustrado" con esta Europa que siente como fracasada; pero que aún así, considera que "es lo mejor que tenemos". "Soy viajero y cuando vas por ahí, por el mundo, te das cuenta de que sientes nostalgia de Europa", dice este escritor que también está al cabo de la noticia y su tiempo en este libro y que él transforma para pasar de lo particular a la universal. En "Poema" el lector ve el mundo como una grisalla, ni blanco ni negro. "La vida no está marcada por colores brutales, son los sfumatos. La vida es una polifonía, no un monólogo. Hay que intercambiar posiciones, el día y la noche, lo masculino y lo femenino", concluye el pensador.

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