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26J: "No da lo mismo que estén unos que otros"

Sábado, 18 de junio 2016, 01:00

La política no se reduce a un voto, a una jornada. Para los convocados a esta cita, la política es la gestión de sus asuntos diarios. Comparten luchas cotidianas, acostumbrados al «desprecio institucional», y perciben el proceso electoral como «un espectáculo» que no quieren perder de vista. Son militantes de movimientos sociales, gente comprometida con su entorno por muy diversos motivos y procedencias. Feministas, antimilitaristas, impulsores del 15M, promotores del comercio justo y la banca ética, emigrantes, y personas con movilidad reducida.

La suya es la voz de los invisibles, de los ausentes de la campaña electoral y de las grandes prioridades de la política institucional. Koldobi Velasco, vestida con la camiseta de la Red Canaria en Defensa del Sistema Público de Servicios Sociales (Redesscan), advierte de que en la agenda de los partidos politicos no aparecen asuntos como la desigualdad y el reparto de la riqueza, el gasto militar, la violencia machista o el sistema público de garantías sociales, elementos «que afectan mucho a la vida de mucha gente». Raquel Clemente, la más joven del grupo y activa impulsora de la plataforma del 15M, observa que los discursos escuchados «no van a la raíz de los problemas». Todos coinciden: «No siguen la política del bien común, se ocupan más de contentar al capital».

Y si la campaña no aborda los problemas de la gente que sufre, ¿de qué sirve lo que hablan? La voz de Yumi Díaz (Patio de las Culturas) suena amarga y profunda. «Lo primerito que debe hacer cualquier gobierno es abolir la Ley de Extranjería, se lo decimos a todos los partidos en todas las reuniones». ¿Por qué? «No conseguimos trabajo porque no tenemos papeles, y no tenemos papeles porque no nos dan trabajo», es la ecuación de todos los días. «Somos ciudadanos de tercera categoría, conseguir los papeles depende del humor del funcionario que te toque. A veces encienden la radio y si sabes quién está hablando, te dan papeles, esa es la arbitrariedad con la que nos tratan», relata. De ahí derivan otras carencias graves, en la salud y la educación, por ejemplo. «Y da igual los años que llevemos aquí, los extranjeros no podemos votar si no obtenemos la nacionalidad», recuerda.

Gisela Rivero invita a un ejercicio. «Vete a votar en silla de ruedas, y verás si el voto es secreto. No hay forma de ver las papeletas a solas, en los colegios electorales no se respeta nuestro derecho», relata. «Y como la ayuda a domicilio sólo funciona de lunes a viernes, el domingo no tienes quién te ayude para ir a votar, es una forma de discriminación más», denuncia. La suya es una batalla interminable, «la ley de autonomía personal tiene que garantizar derechos, no sólo ayudas».

Por todo eso y mucho, pero mucho más, los presentes creen que si votar es importante, más necesario es «estar organizado, participar y condicionar las decisiones» de los gobiernos. «No da lo mismo que estén unos o que estén otros, pero con nosotros no se negocia. Nuestros movimientos existen porque construimos alternativas y removemos obstáculos, y eso no va a parar».

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