Ibéricos, bocatas y menú del día: el trío ganador de La Montanera en la capital grancanaria
Un nuevo local en Las Palmas de Gran Canaria, con una oferta irresistible, tanto para el desayuno como para el almuerzo.
Desde el pasado 1 de septiembre, nuestra capital cuenta con un nuevo local en la calle Luis Doreste Silva. Desde entonces, mucho son los que hablan de esta apertura y cuando tanto se dice y todo lo que escuchas es bueno, solo nos quedaba ir, probar y contar.
El local es amplio, cómodo y coqueto, con una terraza en su entrada, pero le invitamos a que continúe hasta el fondo del local donde, a modo de terraza que realmente evoca a un patio, amplio y recogido, comenzará a sentirse como en casa.
En seguida José o Celia les darán la bienvenida, con una sonrisa como tarjeta de presentación y es que la buena sintonía de este equipo que forma La Montanera, debería ser un plus en los desayunos y los deliciosos y variados menús del almuerzo.
Se advierte rápidamente el trasiego de platos que salen de cocina, en un mano a mano entre Sergio y Ana. Él, ingeniero eléctrico de formación y excelente cocinero por vocación y pasión. Ella, buscando nuevas oportunidades donde ha encontrado el lugar perfecto para crecer y aprender, haciendo lo que, desde hace apenas unos meses ha descubierto que le gusta y mucho.
En la pizarra un despliegue de platos donde la elección se complica. Pero hay que darse prisa, el ir y venir de los comensales que, de lunes a viernes llenan este local, hace que, de vez en cuando, Celia o José se acerquen y borren propuestas. La demanda no frena.
Comencemos por el principio
Desde las 08.00 horas de la mañana abren sus puertas y nos cuenta Virginia del Rosario, propietaria de La Montanera Ibéricos que ella lleva dentro un buen rato, ultimando bocadillos, haciendo unas 40 tortillas, perfilando y cortando verduras y ultimando rellenos varios que llenarán el expositor para vaciarse a un ritmo incesante y constante, durante toda la mañana.
Los puestos más top los conforman el bocadillo o versión pulga de pollo, aguacate y ali oli, y el de paletilla de bellota con tomate. Porque estos bocados vienen cargados de historia. Virginia es hija de Raimundo, propietario del inolvidable local La Montaraza que, hasta hace unos meses era todo un emblema de nuestra ciudad. Así que, si usted, al igual que nosotros, es de los que echa de menos aquellos bocadillos, aquellas míticas tortillas y todo el sabor de productos ibéricos irresistibles, hoy podrá volver a encontrarlos en La Montanera.
Como dato súper interesante, organizan catering corporativos y lo que desee se lo puede pedir para llevar, en cómodos paquetes.
Y el café, Candelas, que suma al desayuno para dar un comienzo excepcional al día que amanece.
Un lugar versátil e ideal en todas sus propuestas
Los desayunos se sirven hasta bien entrada la mañana y, mientras tanto, en cocina, se van elaborando esos platos de siempre, con sabor a madres y abuelas de cualquiera, cuidando la materia prima por encima de todo e innovando para sorprender gratamente, a los comensales que llenarán el local.
Por 12,50€, nosotros pudimos elegir entre una crema de verduras, delicada, casera y cremosa, unas arvejas con su huevo frito con puntilla, sabrosas a rabiar y una equilibrada ensalada mixta donde, la lechuga crujía, el tomate sabía a tomate y tanto el atún, como la cebolla como el quesito tierno, aportaban haciéndola aún, más atractiva.
De segundo, unas carrilleras al vino tinto que se partían con el tenedor, en una salsa exquisita. Sin duda un plato con mucho tiempo de elaboración que no suele ser habitual en las pizarras de menú. A reglón seguido se podía elegir un codillo asado en su propio jugo, otra grata e inesperada sorpresa. Extremadamente tierno y sabroso. Ambos platos acompañados por unas papas fritas naturales, cortadas a mano y una por una, con la ayuda de un cortador que tanto fue lo que nos impresionó que pedimos a Sergio que nos lo mostrara.
Como apuesta más ligera, una ensaladilla rusa que perfectamente podía haberme creído que mi abuela estaba en aquella cocina.
Y los postres de Jose
Capítulo aparte merecen los postres, aunque se incluyen dentro del menú. Nos cuentan que es el propio José, la alegría y la amabilidad de la sala, quien, desde temprano los elabora, 100% caseros, 100% auténticos. Entre el yogur griego con frutos secos y miel de palma, las natillas de galleta de caramelo y el flan de café, nos comparte parte de su historia en la hostelería.
Se recuerda subido a una caja de agua Firgas para llegar al fregadero y lavar los platos. De esto hace muchos años, pero se observa que su dinamismo lo mantiene intacto. Lo de los postres le viene porque como mejor se aprende es viendo y haciendo mucho y variado. Con la familia de Virginia trabajó siempre en La Montaraza y ella sabía que, sin él, no emprendería cuando al finalizar la pandemia y sus restricciones, le tocaba ser valiente. Y allí estuvo José, una vez más y hasta hoy y si Virginia tuviera que definirle con una sola palabra, sería lealtad.
Lo que sí que les recomendamos, es que prueben el que más se les antoje, porque todos son un remate perfecto.
Apostar siempre por el cliente, el producto y el equipo
Virginia, nos cuenta convencida que «todo en la vida, sucede por algo». Cerrar la etapa de La Montaraza no fue sencillo para ella, ni para su familia. Emprender, desde ahí, en un nuevo local, con diferentes propuestas, pero manteniendo intacta la esencia de La Montaraza con sus elaboraciones como la mítica tortilla, los embutidos ibéricos de calidad extraordinaria y el apoyo de proveedores como Pernord Ricard y Compañía Cervecera de Canarias, fueron su empuje y su apoyo fundamental para que hoy, estemos probando y disfrutando de un local que ya está dando mucho que hablar y seguro, que así seguirá siendo.
¿Y cómo se consigue en tiempo récord? Pues con mucho sacrificio, con muchas ganas y con un equipo como el actual. Sergio, Ana, José, Celia y la propia Virginia, han construido un nuevo árbol genealógico, donde todos hacen lo que mejor saben hacer, con ímpetu y determinación. Celia nos cuenta que dicen de ella que es una excelente cocinera, pero en su día a día, necesita el contacto y el calor de la gente que llega a La Montanera, «pero si me necesitan en cocina, entro».
Ana, que ha encontrado un trabajo donde es feliz, José que no plantea otras ocupaciones ni trabajar sin Virginia y el resto del equipo y Sergio, nos pide que regresemos porque nos promete mejores croquetas que las de mi madre.
Santo y seña
La Montanera Ibéricos abre de lunes a viernes desde las 08.00 y hasta las 16.00 horas, aunque jueves y viernes amplían algo más el horario de cierre y a demanda del cliente.
Nos alegra saber que admiten reservas, encuentros y celebraciones de grupos, siempre previo contacto con el local. Y muy importante saber que, el precio del menú incluye pan y copa de vino, o refresco o agua.
Cada día, podrá conocer su oferta, en sus RRSS o directamente llamándoles al 828735577