Un barón en el andén
Alberto Núñez Feijóo - Presidente de la Xunta ·
Aunque dejó pasar el tren del liderazgo del PP, el dirigente gallego sigue siendo a ojos del partido un político con proyección nacionalSecciones
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Alberto Núñez Feijóo - Presidente de la Xunta ·
Aunque dejó pasar el tren del liderazgo del PP, el dirigente gallego sigue siendo a ojos del partido un político con proyección nacionalNecesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
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Cuando hace dos años Alberto Núñez Feijóo reunió a los suyos en un hotel de Santiago de Compostela, experimentados dirigentes del PP se sentaron frente al televisor para ser testigos del paso al frente en la sucesión de Mariano Rajoy. Lo que no esperaban es que el presidente de Galicia hubiese, en realidad, congregado al partido para renunciar a entrar en las primarias. «No puedo fallar a los gallegos -dejó pasar la oportunidad-, porque sería, además, fallarme a mí mismo». Su respaldo electoral y las consecutivas mayorías absolutas le colocan, en todo caso, de manera tozuda, como un contrapeso interno en la formación conservadora, donde ejerce de referente de los sectores más moderados.
Para revisar la trayectoria de Núñez Feijóo (Ourense, 1961), que confiesa que al menos en 1982 votó a Felipe González, habría que remontarse a principios de los años 90 y sus comienzos están ligados a José Manuel Romay Beccaría, padrino en lo político en aquella primera etapa de cargos institucionales. El actual barón gallego accedió a distintos puestos en las consejerías de Agricultura y Sanidad hasta que en 1996, con la llegada de José María Aznar al poder, dio el salto a Madrid, donde pasó por la Secretaría General de Asistencia Sanitaria en el Ministerio de Sanidad y fue presidente de Insalud y Correos. Su vuelta a Galicia sería un camino ascendente hasta tomar el relevo en 2006 de Manuel Fraga al frente del PP territorial.
Tres años más tarde, logró su primera mayoría absoluta, renovada desde entonces en cada una de las convocatorias autonómicas, incluso cuando el bipartidismo entró en crisis y la fragmentación se hizo con la política nacional. Cargos regionales del partido creen que buena parte de la receta del éxito se debe a haber mantenido un discurso de enfoque «galleguista» y ambición transversal. Argumentan que esa orientación ha contribuido a «no abrir espacios a un nacionalismo conservador» y a mantener unido bajo unas mismas siglas el heterogéneo centroderecha.
Ese aval de las urnas, además de una estrecha relación con Rajoy, le situaron siempre como el potencial sucesor en Génova. Pese a que los años transcurrían y el expresidente del PP no parecía barajar su retirada, en cada corrillo político sobre cuándo y quién tomaría el testigo aparecía el nombre de Núñez Feijóo. Hubo sombras, como la aparición de las fotos junto al narcotraficante Marcial Dorado. Pero en las filas populares daban por sentado que acabaría ocurriendo, y en 2016, cuando se especulaba sobre el paso del dirigente gallego a la empresa privada, su anuncio de que repetiría como candidato en Galicia se entendió en el partido como una forma de generar una nueva oportunidad. Cuando esta llegó, sin embargo, optó por dejarla pasar.
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La precipitación del proceso de renovación del PP tras prosperar en 2018 la moción de censura a Rajoy y el «compromiso» con Galicia para cuatro años fueron los argumentos oficiales para no entrar en la carrera sucesoria. Pero esa decisión no le restó, tiempo después, capacidad de influencia en las filas populares, donde su renuncia a intentar tomar las riendas de la dirección nacional le ha permitido seguir siendo el barón con mayor fortaleza electoral y, por extensión, voz autorizada en el partido.
Fuentes populares recuerdan que el PP de Núñez Feijóo jugó un papel importante en la victoria de Pablo Casado en la votación final del congreso en el que Soraya Sáenz de Santamaría fue derrotada. Sin embargo, y aunque así se esperó hasta el último momento, él nunca llegó a pronunciarse en público. Desde entonces, representa a la corriente interna que aboga por no abandonar la centralidad, por no caer en una oposición exacerbada ni entrar en disputa con Vox.
Aunque la oposición en Galicia le reprocha «aparentar» lo que no es y le comparan con Alberto Ruiz-Gallardón, Nuñez Feijóo abogó en la resaca electoral del 28-A por atornillarse al centro, por ensanchar las bases del partido, en línea con otros barones, alguno ya caído como Alfonso Alonso, a quien respaldó en vísperas de que Casado le relevara en febrero como candidato en el País Vasco.
Siempre ha tenido oportunidades de aterrizar en Madrid. Él mismo contó en marzo que Rajoy le ofreció ser ministro, y Casado, vicepresidente del PP. Pero hasta ahora siempre ha insistido en que Galicia es su objetivo. A ojos de numerosos dirigentes del partido, sin embargo, sigue siendo un político con proyección nacional. Y su última mayoría, lejos de darle por amortizado, le apuntala.
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