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El negocio de las casas de apuestas deportivas ha encontrado en Canarias un filón que crece a un ritmo vertiginoso. El volumen de dinero jugado en estos locales de gestión privada aumentó un 69% en 2017 respecto al anterior, al pasar de los 43,6 millones de euros a los 73,7 millones de euros, según el Anuario del juego en España del año 2018.
Los jugadores recuperaron, eso sí, un total de 57,9 millones de euros en premios, es decir, el 78% de lo que se gastaron en estas apuestas deportivas en Canarias. Con todo, el margen para los operadores se elevó en 2017 hasta los 15,8 millones de euros, un 66% más respecto a los 9,5 millones de 2016
El consumo por habitante en las islas se elevó así a los 7,3 euros por año de media en las islas, un registro que se queda todavía muy por debajo de los 21,3 euros en País Vasco, la comunidad en la que más dinero mueven los locales de apuestas deportivas.
El fuerte avance de este mercado de las apuestas deportivas en las islas ha sido determinante en el declive de la Quiniela, que sigue perdiendo jugadores año a año: los canarios gastaron en el tradicional boleto futbolero 9,7 millones de euros en 2017, un 15% menos que el año anterior, hasta quedar el gasto medio en 4,51 euros por habitante. Desde 2008, la caída de las apuestas a la Quiniela se eleva al 62,4%.
Las cifras del archipiélago colocan además a Canarias como la octava región donde más facturan las casas de apuestas deportivas, muy lejos todavía de la Madrid, donde se alcanzaron los 422 millones de euros; o País Vasco, donde se rozaron los 400 millones de euros.
Según los datos facilitados por la Consejería de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno de Canarias, actualmente operan en las islas un total de 37 locales de gestión privada, cuatro más de los que se contabilizaban a mediados de 2018.
Estos establecimientos se reparten en tres islas del archipiélago: en Gran Canaria se contabilizan 22 casas de apuestas deportivas; en Tenerife otras 12; y en Lanzarote tres más.
Los negocios, concentrados en los espacios urbanos y las zonas turísticas, están operados en la comunidad canaria por Codere Apuestas, Vive la Suerte, Reta, Sportium, y Luckia. Y a estos espacios físicos hay que sumar un porcentaje de los salones recreativos en los que también se permite la actividad en las islas.
Pese al crecimiento, el margen de expansión de las casas de apuesta en la islas sigue siendo alto, ya que el Decreto 98/2014 que define el reglamento de apuestas externas en las islas permite un máximo de 94 locales.
Pero si hablamos de espacios físicos dedicados al juego, el bingo sigue siendo el negocio más suculento en el archipiélago: las ventas en cartones de bingo aumentaron un 5% en 2017, hasta alcanzarse los 173.4 millones de euros de ingresos. Eso sí, los premios para quienes cantaron línea o bingo apenas han subido en este último año: se quedaron en los 112,8 millones de euros, 400.000 euros más que en 2016. De ahí que los márgenes para las salas de bingo antes de la tasa de juego crecieran un 16,6%, hasta los 60,9 millones de euros. Por su parte, los ingresos netos de los casinos en Canarias (incluidos los generados en las mesas, las máquinas, las propinas y las entradas), superó los 33 millones de euros, lo que implica un aumento de un 3,1% respecto a 2016.
Las arcas públicas también se han beneficiado de este aumento del gasto. La recaudación real derivada de los impuestos sobre el juego generados en Canarias aumentó un 11,7% en 2017, hasta los 57 millones de euros. La mayor fuente de ingresos recaudatorios fueron las máquinas (30,7 millones de euros). Le siguieron el bingo (21,7 millones); casinos (3,3 millones); y rifas, tómbolas y combinaciones aleatorias (1,3 millones).
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