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UD Las Palmas: Sin fútbol no hay tridente que valga

UD Las Palmas: Sin fútbol no hay tridente que valga

La UD tira en tres minutos dos puntos en Son Moix después de un espectacular arranque de Rubén, Araujo y Mir. Con el 0-2, los amarillos dejaron el mando al Mallorca, que mereció el empate tras dar una lección de juego y fe a un representativo que lo confió todo a la pegada de sus puntas. A pesar de todo, no se terminó ganando por un error arbitral en el descuento.

Ronald Ramírez Alemán

Jueves, 1 de enero 1970

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Puede y debe quejarse, los agravios que está sufriendo la UD ya son demasiados para solo 11 jornada. Sobre todo fuera de casa, donde el cante arbitral en Almería todavía escuece. Esta vez fue una supuesta mano de Araujo lo que privó al equipo de la victoria en el descuento. El problema es que el Chino le cedió el balón con el hombro a Rubén Castro y el siete fusiló a Reina con todas las de la ley. Pero vio infracción Pérez Pallas, y dos puntos al limbo. Ya son ocho según las cuentas de Jiménez.

Sin embargo, estos continuos atracos no deben desviar la atención del problema de fútbol que padece la UD. Ayer el equipo fue dominado por completo, salvo los minutos iniciales y finales, por un recién ascendido con bajas y jugadores tocados. Los amarillos no dieron imagen de equipo grande, y la diferencia presupuestaria quedó en nada gracias al buen hacer de un Mallorca que por momentos le sacó los colores a Las Palmas. Porque aunque pudo ganar si el árbitro no hubiera hecho de las suyas, o si Rubén y Araujo hubiesen estado más atinados en sus mano a mano, la realidad es que la UD lo confió todo a que su tridente le resolviera el entuerto y manejó de pena la ventaja tan prematura que logró gracias al talento de sus delanteros. El plan de Jiménez era que los tres de arriba tuvieran su día y, por más que a punto estuvo de salirle, la realidad es que hay que exigirle mucho más a este equipo.

Y eso que parecía que con el tridente así, no iba a haber partido. Había ganas de ver a Rubén, Araujo y Mir de nuevo juntos. La pasada jornada ante el Numancia coincidieron por primera vez y ya empezaron a dar frutos. Dos goles entre los tres y regreso a la senda de la victoria. Pero lo de ayer fue un abuso en el primer cuarto de hora. A los 13 minutos ya habían destrozado al Mallorca. Primero avisó Araujo, después golpeó Mir y por último sentenció Rubén. Ahí se acabó el partido para los amarillos. En menos de 15 minutos el equipo grancanario ya había puesto tierra de por medio en Son Moix, un hecho insólito en la historia reciente de Las Palmas, y mucho menos fuera de casa. Pero ni así.

Sin centro del campo

Avisó el Chino nada más empezar después de un buen centro de Lemos. Con esa artillería arriba, el representativo se olvidaba de su centro del campo. Mala noticia para los más puristas y los amantes del sello distintivo del juego de toque y elaboración que un día hizo grande a este club, pero justificada cuando se saca estos réditos. Fue el propio Araujo quien recuperó en la medular con su habitual garra, y a partir de ahí, el vendaval. Combinación entre los tres mosqueteros y zarpazo de Mir para el 0-1. El estado de gracia del murciano es brutal y aunque no celebró el tanto, no tuvo piedad en golpear a las primeras de cambio al equipo de su padre, querido exmallorquinista.

La cosa no quedo ahí, y siete minutos después, en el 13, el tridente volvió a hacer estragos en la portería rojilla. Mir templó el balón, Araujo centró y Rubén la cazó. El Moña ponía fin a su mini sequía con su séptimo tanto y la familia amarilla sonreía. Se barruntaba tarde plácida después de hacer lo más difícil.

Con los tres de arriba de dulce parecía suficiente para volverse a Gran Canaria con la segunda victoria consecutiva, pero el Mallorca, a base de fútbol y fe iba a demostrar que todavía no había dicho su última palabra. Entre ambos goles, el combinado balear ya había avisado tras una buena jugada de Aridai que no acabó en gol de milagro. Esta iba a ser una tónica que se repetiría a lo largo de la primera mitad. El botín era cuantioso para los visitantes, pero el fútbol lo iba a poner el conjunto de Vicente Moreno. La Unión Deportiva se salvaba por la inocencia mallorquina arriba, como la ocasión desperdiciada por Stoickov en el 20 al enganchar mal un pase de la muerte, o por los reflejos de Raúl Fernández, que intervino de forma milagrosa a los 27 minutos de partido para evitar que se recortarse la distancia.

Con criterio

Aunque era la primera intervención del guardameta amarillo, y por encima de la diferencia en el electrónico, el conjunto de Moreno demostraba tener un plan y no lo variaba pese a la adversidad. Jugaba con criterio, sin nervios y protagonizaba continuas llegadas peligrosas sin remate. Era cuestión de tiempo. Así, con paciencia y buen hacer, llegó el premio. La hecatombe para los amarillos estaba cerca. Y eso que Raúl salvó la primera tarascada. Además de pegada arriba, la UD tiene un porterazo bajo palos. Salvó momentáneamente que el rival se acercase en el electrónico tras una demostración de reflejos al disparo dentro del área de Raillo.

El partido ya era del Mallorca, pero Las Palmas seguía creando peligro a la contra. La tuvo Rubén, perdonó y los locales golpearon con una violencia inesperada. Primero recortó distancias gracias al fallo de un Raúl que pasó de héroe a villano en 10 minutos. No acertó a atajar un inocente centro y Lago Junior solo tuvo que empujarla para 1-2.

El gol dejó en shock a los de amarillo, que vieron contemplativos como dilapidaban la valiosa ventaja en un visto y no visto al no defender un córner que enganchó Stoickov con la planta del pie. El debacle llegó justo antes del descanso, y fue merecido porque el campo llevaba tiempo inclinado hacia la portería amarilla. La mejor noticia fue que el pitido del árbitro no permitió que el destrozo siguiera a más, porque tal y como estaba el partido, la remontada era inevitable.

Segundo tiempo en balde

No mejoró la cosa en la segunda parte. En el 54 se retiró lesionado David García y Deivid debutaba en Liga sustituyendo al capitán. Entre tanto, el duelo continuaba la línea que dejó la primera mitad. El mejor en el centro del campo era Javi Castellano, signo de la tónica del encuentro. Timor y Galarreta, desaparecidos, no olían el cuero, con lo cual la UD no salía de su campo. El equipo partido, el tridente desconectado y la imagen en Son Moix, muy preocupante.

Jiménez reaccionó, incrédulo ante el giro brusco del rumbo del partido, y metió primero a Tana y después a Sacko. Mir y Galarreta fueron los sacrificados. Los cambios, ayudados por el cansancio de un Mallorca que merece todos los aplausos, dieron oxígeno a los amarillos y propiciaron los mejores minutos de la segunda parte.

Dos robos de Araujo cerca del área local casi le dan el partido a la UD. Pero perdonó primero Rubén y, después el propio Chino, lo que nunca fallan y volaron los dos puntos. Ya en el descuento llegó el protagonismo de Pérez Pallas, pero llorar después de haber tirado a la basura tan inocentemente un 0-2 y tras regalar durante una hora el control del balón y del partido al Mallorca, no tiene razón de ser. Las Palmas racaneó con el viento a favor, fue ninguneado por un rival inferior y regresará a la isla con lo que merece. Por mucho que el arbitraje se intente usar de excusa.

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