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No hubo tregua. Fue una batalla apoteósica. Ambos querían la victoria. Y cuando parecía que la Unión Deportiva la tenía en sus manos –iba ganando por dos goles–, el Mallorca dejó claro que, si se quiere una de las tres plazas hacia Primera División, habrá que sudar sangre. En apenas tres minutos igualó la contienda el conjunto rojillo. Fue un toque de atención en toda regla.
Ni la plantilla más completa de la liga puede relajarse. El nivel de la categoría de plata del fútbol español es brutal. Reina la igualdad. El triunfo se cotiza al alza y le va a costar un mundo regresar a la élite a Las Palmas.
Ayer no movió ficha Manolo Jiménez. El preparador ya lo había avisado en la previa. No debe tocarse lo que funciona. Lo dijo alto y claro. Repitió con el tridente arriba. Dejó en el once a Javi Castellano con el coche escoba y tiró al costado derecho a Ruiz de Galarreta. Y sobre el papel no le salió mal la jugada. Mandó durante más de media hora en el marcador. Luego vinieron los problemas.
Entre errores e imprecisiones vio la Unión Deportivacómo se le escapaban los tres puntos. Un disparo que se le fue de las manos a Raúl Fernández y un pequeño descuido de De la Bella, al que se le adelantaron en un saque de esquina, costaron caro.
Y, por si fuera poco, Rubén Castro no estuvo fino de cara a portería. Corría el minuto 70 del partido y Sergio Araujo lo dejaba solo ante Reina. El de La Isleta controló, levantó la cabeza y disparó con la derecha. El lanzamiento se topó con una gran pierna que sacó el guardameta local. Intervención de mérito para desgracia del ariete grancanario y la alegría de la grada.
Intentó salvar los muebles Jiménez agitando el banquillo. Buscó fútbol con Tana y velocidad con Hadi Sacko. Ya con el encuentro más abierto, en un duelo directo de idas y venidas, Araujo acarició la victoria.
El Chino robó un balón al borde del área, tiró un amago y sentó al defensor del Mallorca que le salió al cruce. Levantó la cabeza, miró al portero y lo engañó. Su disparo con la diestra se marchó rozando el palo cuando todos sus compañeros ya estaban celebrando el gol. Lo único que le faltó a la jugada fueron centímetros.
Con Tana llegó algo de pausa y Las Palmas se lanzó al cuello del conjunto balear. Araujo se echó el equipo a la espalda y el Mallorca acabó el partido pidiendo la hora. Lemos y De la Bella ya casi estaban de extremos. A uno del final le anularon un gol a Rubén. Hasta el último aliento estuvo cerca la Unión Deportiva de llevarse los tres puntos a Gran Canaria. Esto, señores, es la Segunda División.
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