La pregunta inevitable: ¿Y si jugara Álvaro Valles?

La pregunta, estando la UD como está, penúltima y con diez goles encajados en cinco jornadas, resulta ya inevitable: ¿Y si jugara Álvaro Valles? No son pocos los aficionados que tienen muy presente ahora la figura del meta andaluz, relegado al ostracismo por su negativa a renovar y venta frustrada al Real Betis y sin viso alguno de que su situación pueda revertirse. «Será un aficionado más en la grada», dijo Miguel Ángel Ramírez cuando se refirió a su caso cerrando cualquier puerta a que Valles pudiese ser utilizado por Luis Carrión a lo largo de la temporada.

De hecho, desde la dirección deportiva se anticiparon las soluciones con las contrataciones de Cillessen y Horkas y, durante la pretemporada, a Valles se le concedieron permisos especiales para que pudiese viajar con frecuencia a Sevilla, además de que no participó ni fue convocado en ninguno de los amistosos. No se contaba con que, al final, su deseado traspaso se arruinara («ha sido malo para la UD y para el jugador», admitió recientemente Luis Helguera) y que hoy Valles sea un lujo sin utilizar.

En la añoranza del cancerbero de La Rinconada confluyen dos aspectos: que nadie olvida su ascendente total el curso pasado, convertido en una de las revelaciones de la categoría por sus actuaciones magistrales y situado, incluso, en la órbita de la selección española y, además, que Cillessen no termina de dar la sensación de seguridad que sí se tenía con Valles. El internacional por los Países Bajos ha combinado buenas intervenciones con algunos errores groseros que han sido penalizados, sin ir más lejos la acción del 0-2 del Athletic con una salida mejorable y despeje igualmente debatible, sin aportar la sobriedad que siempre fue característica de su antecesor en el puesto.

Y esa sangría atrás, que no se echaca en exclusiva al portero, ha reabierto la herida de Valles, inédito desde la campaña pasada y en un régimen insostenible: se entrena sabiendo que no irá citado ni por lesión o sanción de un compañero (el canterano Killane suplió a Horkas en el banquillo cuando fue baja por paternidad).

En Pío XII no se plantean un cambio en los planes con Valles, con quien, a diferencia de Sergi Cardona, que se negó a ser vendido el pasado verano y jugó todo el curso hasta irse libre el Villarreal, hay una línea roja que parece insalvable.

Mientras, la UD ocupa puesto de descenso, ha sido incapaz en el presente curso de mantener su portería a cero en algún partido y proyecta sensaciones preocupantes. Los jugadores han sido, de momento, incapaces de encontrar soluciones en el campo, Luis Carrión pregona su impotencia («estoy enfadado conmigo mismo y con el mundo») y Valles lo ve todo desde la grada, cuando hay partido en el Gran Canaria, o por la televisión si toca visitar a algún rival.

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