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Kirian Rodríguez ha llegado en tiempo y forma para cincelar el ascenso a Primera con la UD. El mediocentro tinerfeño, que ya había tenido minutos una jornada atrás en Zaragoza, protagonizando una reaparición para la esperanza, confirmó en Ipurúa que está para ser actor principal en este tramo final y decisivo del calendario. Kirian se coló entre los elegidos por Pimienta en una jornada a vida o muerte y se marcó una actuaciín sublime. El Eibar, en su campo, ya se sabe que se maneja con pierna y lija y ni con esas asperezas se arrugó el futbolista que polarizó muchos miradas, fundamentalmente cuando Viera, lastimado, le dejó el brazalete y toda la responsabilidad en la medular.
Su enorme despliegue físico y la capacidad que tuvo para auxiliar a la defensa a la hora de sacar la pelota y ofrecer siempre una decisión acertada cada vez que entró en acción le elevan. No le quemó el balón en los pies y, en un alarde de compromiso, hasta después de sufrir unos calambres que aconsejaban su cambio se empeñó en seguir.
Quedan tres partidos para alcanzar la tierra prometida y a este Kirian no hay quien le mueva la silla. Ejerció de revulsivo, catalizador y elemento diferencial en una UD que necesitaba como nunca todo esto. Ha sido el fichaje.
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