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borja gonzález
Lunes, 23 de noviembre 2020, 11:55
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Nada más llegar a sus posiciones en la parrilla de salida para el tiempo de formación previo al inicio de la carrera del Gran Premio de Portugal, cierre del Mundial 2020, los pilotos de MotoGP se bajaron de sus motos y se juntaron para agradecer a Carmelo Ezpeleta, máximo responsable de Dorna, organizadora del campeonato, por haber sabido gestionar la temporada más difícil que se recuerda, con un calendario de emergencia que les dejó catorce carreras (quince en Moto3 y Moto2) comprimidas en 19 fines de semana.
Un 'milagro', si se retrocede a los meses de abril o mayo, cuando parecía casi imposible poder tener un Mundial que necesita mover más de 1.500 personas de las más diversas nacionalidades y que ha visitado seis países. «Este fin de semana lo tenemos salvado con la PCR negativa, pero esta situación desgasta mucho mentalmente, porque es una presión constante y no nos basta la presión que pueda ser jugarte un título, que encima tenemos que tener la presión esta de la covid, es un extra que desgasta mucho mentalmente», explicaba el campeón del mundo de este curso, Joan Mir, días antes de cerrar el campeonato.
Un estrés añadido en un año en el que han 'pagado' por los efectos del coronavirus pilotos como Rossi, Lecuona, Jorge Martín o Arbolino, que se perdió la primera prueba de Aragón y que al final ha terminado proclamándose subcampeón del mundo de Moto3 a cuatro puntos del campeón, Albert Arenas.
El Circuito Internacional del Algarve fue el escenario del cierre de este peculiar curso, con dos títulos decididos en el último domingo, los dos de las categorías que más carreras han tenido. Porque Mir fue capaz de sacar beneficio de su solidez y constancia para llevarse el de la clase reina, en un año marcado por la lesión de Marc Márquez y que ha sido una montaña rusa como el trazado luso.
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Quartararo y su Yamaha dominaron el inicio, con dos victorias en las dos pruebas iniciales de Jerez, y al final el francés ha terminado octavo del campeonato, en una temporada muy extraña en Yamaha, con sus pilotos con moto 2020 cercanos a la depresión (entre medias la marca fue sancionada por irregularidades en su motor), y con el que ha llevado la 2019, Morbidelli, como punta de lanza (subcampeón y ganador de tres pruebas).
Dovizioso llegó a tomar el liderato a mitad de año, tras la primera prueba disputada en Misano, en quizás la campaña más irregular y menos competitiva para Ducati, que pese a esto consiguió hacerse con el título de constructores. Y esto mientras Suzuki explotaba, KTM sorprendía (la segunda fábrica con más triunfos, tres) y Honda pagaba la ausencia de su líder, aunque tras una primera parte un tanto oscura, volvía a asomar de la mano de Alex Márquez, que no pudo mantener el nivel hasta el final, y de Nakagami, aunque este, como Morbidelli en Yamaha, con un prototipo un paso por detrás del 2020.
Un 2020 de vaivenes, con nueve ganadores distintos, y con cinco pilotos que lograron estrenarse en lo más alto de un podio de MotoGP, Quartararo, Binder, Morbidelli, Oliveira y Mir, el campeón.
El mallorquín se encargó de mantener la racha inmaculada de títulos españoles en MotoGP que comenzó Jorge Lorenzo en 2012, en una temporada cerrada con el de Moto3 firmado por Arenas, que tomó el liderato en la primera prueba de Catar, y que tuvo que esperar cuatro largos meses para corroborar, con su victoria en Jerez, que lo suyo iba muy en serio.
«Al principio, cuando volvimos de Catar, todo parecía que iba a ser algo pasajero y muy corto, pensábamos que era como un pequeño descanso y que volveríamos a la actividad. No fue así. Había gente que me decía que iba a ser líder mucho tiempo y yo les decía que sí, pero que quería serlo con carreras, no estando en casa parados. Fueron meses de mantener la forma, de intentar mantenernos activos, de no perder esa chispa y ese ritmo después de cómo empezamos en Catar y de lo que habíamos hecho en pretemporada. Creo que fue un momento duro para todos, pero sacamos cosas positivas de ese periodo».
El catalán, sufriendo, haciendo honor al desbarajuste que suele ser Moto3, pudo este domingo convertirse en el vigésimo primer campeón del mundo español en el Mundial de Motociclismo, tras un recorrido en el que ha sumado todo lo que ha sido 2020: lesiones, errores propios y errores ajenos que llegaron tras la tensión del salto al vacío que llegó después de que la competición tuviese que frenarse en seco. Una competición que se ha salvado con brillantez.
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