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Daida, pletórica y feliz tras su último triunfo con su hijo Axel. Fotos: Belfi Aguilar
Daida Ruano: «Quiero ser feliz»

Daida Ruano: «Quiero ser feliz»

Windsurf ·

La leyenda del deporte canario, 18 títulos mundiales a su espalda, justifica su retirada tras una carrera imbatible

Ignacio S. Acedo

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 10 de julio 2023

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Abruma hablar con Daida Ruano (Las Palmas de Gran Canaria, 1977). Y no por su carácter, siempre accesible y con una humildad que conmueve. Exhibe 18 títulos mundiales desde que, allá por 1997, se dio a conocer en Pozo Izquierdo, y ha recorrido todo el mundo prestigiando su nombre y su tierra. Un historial deportivo imbatible, de leyenda y para la posteridad, que complementa con su ejemplo vital, también estelar tras superar un cáncer y cumplir el sueño de ser madre. Daida ha decidido dejar la competición y, desde el anuncio de su retirada, se suceden las llamadas y las felicitaciones. Pero como nunca fue con ella dormirse en los laureles y en el elogio, este lunes, horas después de ser noticia por su despedida, andaba metida de lleno en un clinic para enseñar a jóvenes deportistas a mejorar sus destrezas para surcar viento y olas.

-¿Qué siente ahora que ya es oficial que lo deja? ¿Triste, satisfecha, orgullosa, aliviada?

-La vida son etapas. Dejo la alta competición, pero mi intención, mi deseo, es seguir involucrada con mi deporte, navegando, desarrollando proyectos, enseñando a niños... Necesitaba parar porque entiendo la competición entregada en cuerpo y alma y, la verdad, ya no estoy para eso. Quiero disfrutar de mi hijo, que va para tres años, de mi pareja, de mi familia. Atender mi centro de fisioterapia. Viajar como una persona normal, tener unas vacaciones, que no sé lo que es eso... Una rutina diferente.

-Se ha liberado...

-Es lo que he sentido. Estos últimos días han sido duros. Estaba nerviosa, no me sentía del todo bien, unos nervios... Hasta mi pareja me preguntaba que qué me pasaba. Pero ahora que todo ha pasado, pues sí, la sensación de liberación es lo que me invade.

-Lo ha entregado todo y se va en lo alto del podio. ¿Es lo que quería para dar el paso?

-Me decían que dejara algo para los demás ya que me iba. Pues nada, me retiro pero hasta el final queriendo ganar, y así fue. Son 18 títulos mundiales y sí, siento que no podía dar más de lo que he dado. El nivel de estrés acumulado, problemas de salud, con arritmias, el cáncer que pasé... No podía seguir arriesgándome en este sentido. Ya no me motivaba centrar mi vida en los calendarios, en las pruebas, en los viajes, en tener que enfrentarme a rivales que me exigían hasta el final. Quiero ejercer de madre. Quiero ser feliz.

-Son 26 años como deportista profesional, infinidad de títulos y reconocimientos. ¿Puede rescatar algún momento que permanezca por encima de los demás?

-Me quedo con dos. Cuando en 2012 quedé segunda en Pozo porque me ganó mi hermana, no hay forma más dulce de perder, y habiendo competido en julio cuando en abril estaba con la quimioterapia y el año pasado por poder subir con mi hijo Axel en brazos al escenario después de la pandemia. Fue cumplir un sueño.

-Recorrió todo el planeta y siempre siendo referente. ¿De lo vivido fuera de su tierra cuál es el momento culminante que elige?

-Cuando gané el Alemania un título mundial en una condiciones terribles. Frío, granizo... Creía que me moría de hipotermia.

-La gente le ha idolotrado, querido y respetado. ¿Es lo mejor que se lleva?

-Siempre me motivó y dio mucha alegría el apoyo de la gente. Un apoyo increíble el que me dio y eso me ayudó a seguir tantos años en la competición. Para mí ha sido un privilegio sentir ese cariño y siempre traté de corresponderlo de la mejor manera, dando todo lo que llevaba dentro.

-¿Iballa sigue?

-Sí. Y me alegro muchísimo.

-Extraña que con su recorrido, vocación de servicio y conocimientos no se le haya proyectado, desde el ámbito político, para asumir algo cargo con el que pudiera vertebrar su labor docente...

-No es algo en lo que esté ahora, que me preocupe. Hasta ahora vivía inmersa en la competición y ahora quiero hacerlo con mi familia, con mis proyectos para enseñar a los niños y con mi centro de fisioterapia. Amo el deporte. Si algún día se da esa opción y considero que puedo ser útil, la estudiaré y lo veré.

-Será recordada como campeona de campeonas. ¿Más imposible?

-Prefiero que se me recuerde como alguien que con humildad, trabajo e inspiración hizo lo que más le gustaba. Son los valores que me inculcó mi padre y el legado que quiero dejar a mi hijo.

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