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«Estoy preocupado, estamos en el alambre porque dependemos de Suecia. Si ellos no fallan, nos lo jugaremos en la repesca». Luis Enrique asumió la cruda realidad tras el patinazo en Solna que supuso la primera derrota de La Roja tras 66 partidos de clasificación para un Mundial, en concreto desde que cayó ante Dinamarca en 1993 con Javier Clemente en el banquillo.
Del Friends Arena salió España con dudas por su inquietante vulnerabilidad y con una derrota que envenena el camino hacia la Copa del Mundo que se disputará en Catar del 21 de noviembre al 18 de diciembre de 2022. Lo sucedido en Suecia, donde la selección sigue sin ganar históricamente, como en Rusia y los Países Bajos, agravó el empate cosechado ante Grecia en el primer partido de la clasificación jugado en Granada.
Con un encuentro menos, los escandinavos superan en dos puntos al combinado de Luis Enrique. Y tienen una diferencia de goles de +5 frente a un +2 de España. Eso significa que si el equipo de Jan Andersson no falla ante griegos, kosovares y georgianos, acabará líder y obtendrá la única plaza directa para Catar aunque caiga con España en la última jornada, prevista para el 14 de noviembre. Es cierto que los suecos aún tienen que jugar sus dos partidos ante Grecia, el otro rival importante del grupo, pero también La Roja tiene que rendir visita a los helenos.
A España le restan cuatro partidos de clasificación en los que está obligada ganar y a esperar que suene la flauta y los suecos pinchen. Tras el choque del próximo domingo ante la débil Georgia en el Nuevo Vivero de Badajoz, la selección afrontará un viaje trampa a Pristina. Los kosovares perdieron 3-1 en el choque de la primera vuelta, disputado en La Cartuja, pero ofrecieron buenas sensaciones. Y seguro que en su feudo se crecen, si bien Suecia ganó con autoridad allí (0-3). España descansará en la ventana de octubre, al disputar del 6 al 10 esa 'final four' de la Liga de Naciones en Italia, y en noviembre afrontará los exámenes finales en Grecia y en casa ante los vikingos.
Catar es un lío para España. Si el enredo no se arregla con ayuda de terceros, la temida repesca de la que habló Luis Enrique en la previa de Solna será una realidad. Ya ocurrió en 2004 para acudir a la Eurocopa de Portugal con Iñaki Sáez y en 2006 para el Mundial de Alemania con Luis Aragonés. Entonces, no hubo problemas para superar a Noruega y Eslovaquia, respectivamente, a doble partido. Pero ahora el nuevo formato es arriesgado, con semifinal y final a partido único. España tendría la ventaja de jugar en casa pero a un partido no es muy fiable. No falla en la fase final de un Mundial desde Alemania-74, con once presencias consecutivas.
Como mal menor, la repesca está casi garantizada, ya que España podría acceder a estas eliminatorias incluso como tercera de grupo. Europa solo tiene 13 plazas para el Mundial. Diez se distribuyen entre los campeones de los grupos y las otras tres se las disputan los diez subcampeones más dos selecciones elegidas por ránking de la Liga de Naciones. Al ser semifinalista de este torneo junto a Italia, Francia y Bélgica, para que España no fuera una de las dos terceras de grupo en la repesca tendrían que fracasar también estas tres poderosas selecciones en sus respectivos grupos clasificatorios.
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