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Si Luis Enrique de verdad piensa que España firmó frente a Grecia la mejor actuación defensiva en su carrera como entrenador y tampoco jugó el engaño al asegurar que Sergio Ramos se encuentra en perfectas condiciones físicas, la pregunta que se hacen crítica y aficionados para poder completar el silogismo es por qué no jugó entonces el capitán español ni un minuto en el choque del domingo ante Georgia en Tiflis. Una cuestión de difícil respuesta, pero demostrativa de que el central camero condiciona no solo las decisiones de Zinedine Zidane en el Real Madrid sino también las del técnico gijonés en La Roja, quien justificó la suplencia por una cuestión técnica sin precedentes.
Desde que el lunes, 15 de marzo, Luis Enrique ofreció la convocatoria para los tres partidos ante Grecia, Georgia y Kosovo, de clasificación para el Mundial de Catar 2022, Sergio Ramos ya estuvo en boca de todos. Fue uno de los elegidos pese a que no fue convocado por Zinedine Zidane para el último partido del Real Madrid ante el Celta en Balaídos, a causa oficialmente de un golpe en la tibia. Desde la operación de menisco sufrida el 6 de febrero, Ramos solo había participado en dos encuentros con su club. Regresó a la actividad jugando una hora en la sufrida victoria blanca frente al Elche y tres días después compareció durante otros 60 minutos en el decisivo encuentro con el Atalanta que condujo a los merengues a los cuartos de final de la Champions.
Cuando se le preguntó a Luis Enrique si veía a Ramos capaz de cumplir su objetivo de jugar hasta el Mundial de 2026, ya con 40 años, el asturiano, sorprendió: «Le habéis escuchado mal, dijo hasta 2046». El seleccionador siempre ha tenido una relación especial y ha mimado al capitán, una excepción a la regla de no casarse con nadie. Confesó que le sorprendió desde el primer día su capacidad de trabajo, profesionalidad y liderazgo con sus compañeros y, salvo lesión o enfermedad, siempre ha contado con él. De hecho, es el jugador más utilizado, con 1.250 minutos en 20 partidos.
Indiscutible en las citas clave, le ha querido contentar tanto que en los amistosos frente a Portugal y Países Bajos le regaló los últimos minutos con tal de que sumara en ese objetivo de superar al egipcio Ahmed Hassan como el jugador más internacional de la historia. Le quedan solo cinco partidos para llegar a los 184. Si todo va bien, Ramos alcanzará esa cifra este verano durante la Eurocopa.
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Ignacio Tylko
Las alarmas saltaron cuando, en el tramo final de la primera parte ante Grecia, Iñigo Martínez se puso a calentar por la banda del Nuevo Los Cármenes. No parecía que Ramos, muy fallón en pases fáciles, o Eric García, sufrieran alguna molestia. Pero algo ocurría. Tras el descanso, el capitán se quedó en la caseta y cedió su lugar al defensa del Athletic. ¿Lesión? ¿Recaída del camero? Desde la Federación trasladaron un mensaje de calma: sencillamente, Luis Enrique había pactado con Ramos que jugara solo 45 minutos frente a los helenos por mera precaución. El capitán observó desde la grada cómo el partido se le ponía cuesta arriba a España y cómo su sustituto cometía un penalti muy evitable que neutralizaría el tanto inicial de Morata.
Sorprenden este tipo de componendas en partidos de selección y quizá Luis Enrique reflexionó y decidió ejercer sin excepciones, tratos de favor y búsqueda de récords personales. Tras revisar el pobre partido ante Grecia, y pese a los encendidos elogios públicos al sistema defensivo español, seguro que observó que Ramos no está para ser titular y que no convenía arriesgar ante los georgianos, rápidos en los contragolpes. En Tiflis, hubo algo raro.
El central fue suplente en una zaga experimental con Pedro Porro, Diego Llorente, Eric García y el veterano Jordi Alba. Y ni siquiera calentó con todos antes del partido. En el Madrid es habitual que los suplentes no lo hagan pero en la selección sí calienta todo el grupo. Con el marcador igualado hasta el milagroso gol en el descuento de Dani Olmo, esta vez no le regaló ni un minuto.
Tras la agónica victoria, de nuevo salió a relucir el apellido Ramos y el porqué de su suplencia. «Sergio se encuentra perfectamente. No ha jugado por una decisión técnica», aclaró Luis Enrique. «Sé que cualquier cosa que haga va a generar polémica, juegue cinco, noventa minutos o ninguno. Estoy acostumbrado ya, no me va a sorprender nada. Estoy preparado para el debate», apostilló el técnico, en un callejón sin salida. Se supone que el capitán será titular este miércoles ante Kosovo en La Cartuja de Sevilla, duelo a priori fácil pero que «preocupa mucho» al seleccionador español dado el pobre rendimiento del combinado nacional a poco más de dos meses de la Eurocopa.
Más allá de manifestaciones públicas, pactos, enjuagues o apaños, existe preocupación porque es evidente que algo pasa con Ramos. No parece estar en plenitud y en una semana el Real Madrid se jugará el primer asalto de cuartos ante el Liverpool en el Di Stéfano. Solo unos días después, el Barça visitará Valdebebas en otro duelo clave, esta vez en la lucha por el título de Liga. Y el conjunto merengue viajará a la ciudad de los Beatles para jugarse el siguiente miércoles en Anfield el pase a semifinales de la Champions. Y todo esto pendiente de Ramos, que sigue con España, inquieto por su carrera de los récords y sin resolver aún su futuro.
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