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El Real Madrid extendió los confines de un imperio en el que jamás se pone el sol alzando la Decimoquinta en Londres. Un gol de Carvajal, tan rebosante de raza como Paco Gento, al que ya acompaña como plusmarquista de la añeja Copa de Europa con seis 'orejonas', las mismas que también suman Nacho, Kroos y Modric, sirvió para tumbar al Borussia Dortmund, que derrochó fútbol, piernas y ganas, pero que acabó hincando la rodilla ante un equipo con el corazón de un león.
Superado durante más de una hora y presa de los nervios derivados del claro favoritismo que ostentaba, el cuadro de Carlo Ancelotti transitó al filo del abismo durante buena parte del encuentro. El Dortmund, superior tanto desde el punto de vista físico como conceptual, apretó lo indecible y obligó al Real Madrid a achicar agua, con Courtois, el palo y Carvajal como principales argumentos. Mas los aurinegros, con mandíbula pero sin colmillo, perdonaron la vida a los blancos y salieron escaldados. Vinicius puso la puntilla a un rival tremendo para seguir agrandando la leyenda del quince veces monarca del Viejo Continente. Wembley, territorio hasta ahora virgen para los blancos, ya está en su lista de conquistas. Inglaterra ingresa en un imperio cuyos límites no se atisban.
Baste señalar que las quince coronas que se ha ceñido el Real Madrid son el mismo número de las que suman juntos todos los clubes del país que inventó el fútbol para exponer el gobierno incontestable de los de Chamartín en su competición fetiche. Los blancos, irreductibles en las finales de la Copa de Europa desde que Pedja Mijatovic les devolviese a la cima en Ámsterdam, han salido victoriosos de las nueve últimas que han disputado y han logrado el cetro en seis de las once últimas ediciones del torneo. Son invencibles, tanto en las noches de vino y rosas como en aquellas que provocan úlceras.
Borussia Dortmund
Kobel, Ryerson, Hummels, Schlotterbeck, Maatsen, Emre Can (Malen, min. 80), Sabitzer, Sancho, Brandt (Haller, min. 80), Adeyemi (Reus, min. 72) y Füllkrug.
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Real Madrid
Courtois, Carvajal, Rüdiger, Nacho, Mendy, Valverde, Kroos (Modric, min. 85), Camavinga, Bellingham (Joselu, min. 85), Rodrygo (Militao, min. 90) y Vinicius (Lucas Vázquez, min. 94).
Goles: 0-1: min. 74, Carvajal. 0-2: min. 83, Vinicius.
Árbitro: Slavko Vincic (Eslovenia). Amonestó a Vinicius, Schlotterbeck, Sabitzer y Hummels.
Incidencias: : Final de la Liga de Campeones, disputada en el estadio de Wembley ante 86.212 espectadores.
Su porcentaje de éxito en estas citas es del 83,3% (15 de 18). Exactamente el mismo que el de Carlo Ancelotti, indiscutido maestro de la Champions con cinco de seis ganadas en su carrera en los banquillos. Hasta en la simetría de los números resulta poético el idilio entre el técnico de Reggiolo y un conjunto asombroso que resucitó, una vez más, cuando parecía muerto.
Al Dortmund le complacía la condición de tapado con la que llegaba a la final. Estaba a eones del Real Madrid en cuanto a experiencia, pero la personalidad con la que abordó el reto fue extraordinaria. Serio, concentrado y agresivo en la presión, envidó con valentía y completó una primera parte poderosísima, con la falta de eficacia como único lunar, aunque destacadísimo.
Un mano a mano de Adeyemi con Courtois que salvó Carvajal 'in extremis', un disparo cruzado de Füllkrug tras un despiste de Camavinga que repelió el palo y otro protagonizado de nuevo por Adeyemi que despejó Courtois con muchos apuros asomaron a la cornisa al Real Madrid, desbordado, precipitado con la pelota y apagado. Sin más aguja que la de Kroos y con Vinicius como único hilo arriba, los blancos alcanzaron boqueando el descanso tras una primera parte deslucidísima en la que no emitieron señal alguna de la jerarquía que se le presuponía y ni siquiera dispararon entre palos.
Resultaba imperativo que el Real Madrid cambiase de marcha a vuelta de vestuarios, donde Ancelotti tuvo ocasión de dar rienda suelta a un enfado morrocotudo. Trató de meter mano en la caja de cambios Vinicius mientras arreciaba la humareda provocada por las bengalas del Muro Amarillo y también Kroos, que obligó a gritar «presente» al fin a Kobel con un libre directo que perseguía la escuadra, pero el viento seguía favoreciendo al Dortmund. Cierto es que una volea mordida de Carvajal se envenenó lo justo para inquietar al cancerbero suizo, pero fue Courtois quien tuvo que salir de nuevo al rescate de su equipo tras un cabezazo tremendo de Füllkrug.
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Vinicius, siempre con la mecha encendida, se vio por momentos como un llanero solitario tratando de levantar a su equipo. Hasta que apareció Carvajal, pleno de la gallardía que le convirtió en santo y seña de La Fábrica, para recoger un servicio magistral de Kroos desde la esquina en el último baile del germano con la elástica blanca y estampar el balón a la red con un testarazo inapelable.
Abriéndose paso en medio de gigantes con su 1,73 de estatura y un corazón colosal, el lateral diestro de Leganés rotuló con su espíritu irreductible la Decimoquinta de un Real Madrid que puede carecer a veces de fútbol y hasta de un plan consistente, pero que jamás echa en falta la casta.
Bien lo sabía el añorado Paco Gento, cuyo espíritu se hizo presente anoche en la figura de otro futbolista pequeño de talla como la Galerna del Cantábrico pero con un orgullo tan inmenso como el del cántabro para encarrilar una nueva 'orejona' que abrochó Vinicius y darle así una despedida excelsa a Kroos, a la altura de lo que demandaba el exquisito fútbol del metrónomo.
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