«Añoro la amistad de Pedro Lezcano, su bonhomía y su complicidad para con mis cosas»

— ¿El libro que nunca olvidará? ¿Y por qué ese?

— Las memorias de Pepe Monagas, de Pancho Guerra. Con él aprendí a leer.

— ¿El libro que siempre recomendará a otros?

— Dos: unos diarios del siglo XVII, los del inglés Samuel Pepys,​ y Bomarzo, e Mujica Lainez.

—¿El escritor (vivo o muerto) con el que le gustaría tomarse un café?

— Pedro Lezcano. Añoro su amistad, su bonhomía y su complicidad para con mis cosas.

— Si ve películas, ¿prefiere verlas en casa, en dispositivos móviles o es de los que todavía va al cine?

— Si puedo, voy al cine. Los segundos en los que se apaga la sala y se hace el silencio antes de la proyección pueden ser el anuncio de un viaje extraordinario.​

— ¿La película que no se cansa de volver a ver?

— Soy de repetir poco en películas, pero siempre vuelvo a Lawrence de Arabia, de David Lean. Me recuerda a la emoción del estreno en películas de cuando era niño en los grandes cines, ya desaparecidos, de Las Palmas.

— ¿Qué personaje del cine le habría gustado ser?

— Barry Lyndon en la película de Kubrick, aunque me borraría del papel en su final.

— Defina sus gustos musicales.

— Un batiburrillo compuesto de salsa, Mozart, música tradicional cubana, vallenatos, jazz de los años 30, popular sudamericana, Bach, Beatles, música celta, fados, Debussy...

— ¿La canción que casi siempre acaba tarareando?

— Las mías propias antes de terminarlas. Se me mete en la cabeza una melodía y no me abandona hasta que la grabo.​

— ¿Es usted de los que se ha vuelto adicto a las series de televisión? En caso afirmativo, ¿a cuál o cuáles está enganchado ahora?

— Sí, me engancho por las noches. Ahora estoy con Gomorra, una italiana basada en el libro de Saviano.

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