Excelente final de temporada
El joven trío protagonista brilló por su calidad técnica y la belleza de su tímbrica, además de por sus dotes interpretativas
Cayetano Sánchez
Las Palmas de Gran Canaria
Miércoles, 14 de junio 2023, 23:08
El último plato de la 56º temporada de ópera de Las Palmas de Gran Canaria-Alfredo kraus ha tenido como ingrediente a Verdi, un autor que en muy pocas ocasiones falta en el menú de de los Amigos Canarios de la Ópera (ACO). Era la décima ocasión en su historia de que se elegía 'Rigoletto', un bocado delicioso y siempre apetecible por todos los públicos. Imposible sustraerse de las bellas melodías, arias, dúos o cuartetos –muchos forman parte del cancionero popular– que acompañan una trama también legendaria: la historia de Rigoletto, un bufón jorobado al servicio del Duque de Mantua, que se humilla para complacer a su señor, guardando en secreto la paternidad de Gilda, a quien preserva de los juegos de su señorito, hasta que todo queda al descubierto...
Uno de los inconvenientes de estos títulos de dominio público es que una gran mayoría quiere escuchar en el escenario aquello que tiene en su cerebro. Por ello, siempre, las expectativas son altas y la decepción asoma fácilmente. En la función que nos ocupa habría que ser muy erudito, o pretencioso, para no haberla disfrutado con plenitud, pues los aciertos fueron plenos. El joven trío protagonista: Ganbaatar (Rigoletto), Monzó (Gilda), Rivas ( Duque), parecía haber empezado la función sin la potencia necesaria; pero eso fue sólo una impresión, pues sus voces fueron creciendo hasta alcanzar cotas satisfactorias.
Todos, en sus registros, tienen tanto técnica como belleza tímbrica, así como dotes escénicas, encomiables. Es sabido que el público local siente especial devoción por los tenores (la sombra de Kraus es alargada...) por ello, Iván Ayón Rivas fue el más ovacionado, tanto, que repitió 'La donna è mobile'.
Extenso en esta ópera es el número de comprimarios; imposible incluirlos a todos, y sería injusto dejar a alguno fuera; todos cumplieron con creces su cometido. El Coro de la Ópera, dirigido por Olga Santana, consigue un nuevo éxito en su brillante trayectoria: sin ellos las temporadas no serían tan redondas.
Daniel Oren, al frente de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria (OFGC), fue de las figuras más ovacionada de la noche. En un título como este, en el que la música tiene protagonismo propio, más que mero acompañante de las voces, el papel del maestro y de la formación resultó clave por la claridad y los contrastes.
Importante e impactante escenografía, con el juego de verticalidad en el escenario, apoyada por el excelente diseño de iluminación de Rodrigo Ortega; especialmente conseguido en el cuadro final.
Resaltable también la dirección escénica en una noche que, como en las óperas anteriores de estos meses, fue ovacionada por el público con un entusiasmo indisimulado, dentro de una temporada brillante.