
Cirujano del patrimonio y guardián de la historia
Iván Arencibia Rivero ·
El restaurador grancanario trabaja en estos momentos en la conservación del retablo gótico-flamenco del altar mayor de la Basílica de San Juan de TeldeSecciones
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Iván Arencibia Rivero ·
El restaurador grancanario trabaja en estos momentos en la conservación del retablo gótico-flamenco del altar mayor de la Basílica de San Juan de TeldeDesde hace unas semanas, al entrar a la Basílica de San Juan de Telde se encontrarán con un andamio instalado en el altar mayor. Allí, subido a él, se encuentra cada día Iván Arencibia Rivero, un restaurador-conservador que con esta serie de encargos se convierte en todo un cirujano del patrimonio y en guardián de la historia. El «proyecto de intervención conservativa de urgencia del Retablo de la Vida de la Virgen e Infancia de Cristo», obra financiada por la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Canarias, y que cuenta con la colaboración del Cabildo de Gran Canaria y la Diócesis de Canarias, tiene un plazo de ejecución de tres meses.
El grancanario Iván Arencibia Rivero se licenció en el año 2005. Lucha a diario contra el intrusismo en su profesión y pone en valor la importancia de mantener nuestro patrimonio, recalcando que «un pueblo sin patrimonio es una cultura sin voz».
Recibió este encargo a principios de octubre y desde mediados de diciembre está trabajando en este retablo gótico-flamenco del altar mayor que define «como una maravilla, un auténtico espectáculo visual». Su función es una intervención de conservación sobre un retablo de 3 metros de alto por 2,90 de ancho que se encontraba en mal estado, con piezas a punto de desprenderse, con mucha suciedad superficial acumulada, grandes depósitos de polvo, etc. Nada más llegarle el encargo se hacen unos estudios previos muy exhaustivos, con la intención final conservar el bien cultural y prolongar su vida material.
El Retablo de la Vida de la Virgen e Infancia de Cristo es un bien mueble perteneciente al patrimonio artístico y religioso de la Iglesia de San Juan de Telde. Esta pieza de gran calidad artística es un políptico escultórico formado por seis compartimentos en los que, bajo doseles y tracería gótica, se desarrollan varias escenas de temática religiosa. Se cree que en su día estuvo provisto de puertas policromadas hoy desaparecidas. El conjunto está realizado en madera de roble y lleva, al igual que ocurre con las tallas de Era de Mota, el sello de la ciudad de Amberes con el que el gremio certificaba la calidad de la madera. Este sello es una mano grabada a fuego sobre la madera, es decir una mano pirograbada. En el caso que nos ocupa se contabilizan un total de 27 manos en la madera del retablo.
La presencia en Canarias de este tipo de piezas procedentes de los antiguos Países Bajos se debió a las relaciones socio-económicas derivadas del comercio del azúcar canario en los mercados del norte de Europa. Conviene recordar que tras la Conquista castellana se concedió prioridad al cultivo de la caña de azúcar de manera que surgió una elite social dominante que era propietario de extensas plantaciones de caña con sus correspondientes ingenios de azúcar.
Este retablo está considerado como el mejor exponente del arte flamenco existente en Canarias. Los temas que se desarrollan en este políptico son 'La Visitación', 'Los desposorios de la Virgen', 'La Anunciación', 'El Nacimiento de Jesús', 'La Adoración de los Reyes Magos' y 'La circuncisión'. Las imágenes talladas se sitúan en planos simétricos y escalonados en profundidad con un sentido pictórico de la perspectiva e infinidad de detalles con un alto valor histórico y artístico. Presentan rostros ovalados, amplias frentes y unos mantos y ropajes de pliegues escultóricos típicos de los primitivos flamencos.
Este reportaje lo realizamos subidos al andamio, junto a Iván Arencibia Rivero. Este grancanario, natural de Valleseco, siente pasión por su profesión y por el arte. Se convierte en un embajador de nuestro patrimonio y descubrir mientras trabaja las infinitas curiosidades que muestra este retablo es digna de elogio.
De forma minuciosa, como si de un cirujano se tratase, Iván, acompañado de múltiples utensilios, documenta gráficamente e incluso hará radiografías de su intervención para futuras actuaciones. A finales de febrero acabará un trabajo apasionante que contribuye a mantener nuestro legado histórico y artístico.
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