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Pino Alejandro, una de las mujeres que vivieron la época de la aparcería en El Rincón de Tenteniguada. Cober
Una vuelta a la redonda

El Rincón de Tenteniguada: tierra de aparceros, guindas y tajinastes

Ubicado en el confín del municipio de Valsequillo y justo en el centro de la isla redonda, este barrio es ejemplo de historia, patrimonio y tradición. También es la cuna del tajinaste azul, una de las especies endémicas más características de Gran Canaria que atrae a miles de turistas cada primavera

David Rodríguez Medina

Valsequillo

Miércoles, 20 de agosto 2025

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Dicen que los mejores perfumes siempre se venden en frascos pequeños. Este dicho le viene como anillo al dedo a El Rincón de Tenteniguada, ubicado en el confín del municipio de Valsequillo. Pese a ser un barrio pequeño, como su propio nombre indica, reúne una gran cantidad de particularidades que lo convierten en un enclave único dentro de la isla redonda.

Entre muchas otras, destaca que es la cuna del tajinaste azul. Esta planta endémica, propia y típica de Gran Canaria, se encuentra casi exclusivamente en El Rincón de Tenteniguada. Tal es su abundancia en este enclave que miles de senderistas aprovechan los meses de primavera, en concreto marzo y abril, para subir al barrio y realizar las múltiples rutas que se ofertan en este recóndito lugar para ver de cerca la majestuosidad y el esplendor de los tajinastes florecidos.

Mercedes González, dueña del bar El Rinconcito desde hace más de 38 años, el único que se encuentra en el pago, cuenta que «en la época que florece el tajinaste azul es cuando más clientela tenemos ya que vienen muchos senderistas». Hace pocos meses vivió en sus propias carnes lo que es ser un fenómeno viral en las redes, ya que una famosa influencer de la isla subió un vídeo en el que hacía una reseña positiva del bar, lo que provocó una oleada de clientes en el siguiente fin de semana. «Venía demasiada gente. Estuvimos algunos fines de semana con colas de espera. Tuvimos que decir que lo quitaran de las redes», comenta Mercedes entre risas.

Tierra de aparceros

Pino Alejandro, vecina del barrio, fue una de las personas que vivió la época de los aparceros y la zafra. «Íbamos al sur para ganarnos el dinero y la comida», indica Pino, que gracias a esa época pudo mantener a sus hijos y «pagar cada uno de los cimientos de mi casa». Los aparceros de El Rincón de Tenteniguada iban a trabajar al sur desde septiembre u octubre y volvían al barrio en abril o mayo.

Imagen principal - El Rincón de Tenteniguada: tierra de aparceros, guindas y tajinastes
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«Toda la familia nos íbamos para el sur y nos llevábamos las cosas para abajo. Las camas, la loza, los animales... Los camiones tenían que hacer varios viajes», señala con añoranza Pino.

Aridane Peñate es una de las personas más activas a la hora de mantener con vida las tradiciones y el patrimonio del barrio. «La fiesta de El Rincón de Tenteniguada se celebran siempre a mediados de julio ya que la patrona es Nuestra Señora del Carmen», comenta Aridane. El motivo por el que se comenzó a celebrar en julio es porque era cuando coincidían todos los apareceros en el barrio y por eso se empezó a llamar la fiesta de la unión. «Durante el año las escuelas que había tenían 20 niños, pero en mayo llegaban a entrar más de 80», apunta Aridane, como consecuencia de que subían los aparceros que trabajaban en el sur de la isla, siendo un problema para los profesores.

Día de las Tradiciones

Una de las jornadas marcadas en el calendario de cada vecino del barrio es el Día de las Tradiciones. María Santana pertenece a la directiva de la Asociación Juvenil la Parada del Rincón y es una de las personas que más se involucran año tras año en la organización de este día. «El Día de las Tradiciones se creó porque creíamos que se estaban desvirtualizando las costumbres de antaño. Queríamos ponerlas en valor sobre todo cómo vivían nuestros antepasados», relata.

Cada año se elige una temática distinta. Por ejemplo, este año se ha enfocado a los bailes que se realizaban antes en las casas. Cada edición se establecen una serie de puestos donde se hacen pequeñas obras de teatro. Algunas de ellas son personas lavando a mano como se hacía antes, ordeñando a las cabras o cargando los burros de la misma forma que antaño.

«Durante todo el día tenemos espectáculos, puestos con comida típica de Canarias e intentamos que se respete mucho las vestimentas, para que sean lo más típicas posibles», puntualiza María Santana. Todas las ediciones se invitan a grupos folclóricos de muchos sitios de las islas para que representen también como son las tradiciones de su barrio o municipio.

La guinda, seña de identidad

Uno de los frutos que son patrimonio único de El Rincón de Tenteniguada son las guindas. Esto se debe a las condiciones climáticas y a la calidad de la tierra. «Cuando preguntamos a los mayores nos cuentan que recogían cestos llenos de guindas e iban a venderlos al mercado, donde en poco tiempo se las quitaban de las manos», señala Aridane, que añade que la «particularidad» de El Rincón de Tenteniguada es que «en verano hace mucho calor y en invierno mucho frío», siendo condiciones idóneas para que broten casi exlclusivamente en el pago valsequillero.

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Manolo Galván y Susana Cabrera son el matrimonio más longevo del barrio, con 93 y 91 años, respectivamente. Ambos tienen un pequeño terreno donde plantan, entre otros árboles frutales, aguacateros, naranjeros o limoneros. Y presumen de su sitio en el mundo: «Aquí en El Rincón de Tenteniguada se da de todo. Tenemos unas condiciones privilegiadas para cultivar cualquier tipo de árbol. No solo salen buenas las guindas, sino que también tenemos varios tipos de ciruelas», apunta Manolo, feliz junto a sus frutales.

Una fuerte influencia de la artesanía

Eloísa María Peña es una de las pocas artesanas que quedan en un barrio que siempre ha tenido una gran presencia de esta actividad. «Tenemos un terreno en el barrio donde plantamos el centeno para luego hacer las artesanías», comenta Eloísa. Desde sombreros hasta bolsos continúa haciendo esta vecina de El Rincón de Tenteniguada, que lleva dedicada a la artesanía desde que tenía siete años.

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