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Imagen de una concentración de apoyo al condenado que se produjo cuando fue puesto a disposición judicial en Arucas. ARCADIO SUÁREZ
Once años de cárcel para el maestro de artes marciales Vicente Castellano por abuso sexual
Tribunales

Once años de cárcel para el maestro de artes marciales Vicente Castellano por abuso sexual

La autoridad judicial considera que abusó de forma reiterada de un alumno de su gimnasio Hodori, en Arucas, que era menor de edad

Jueves, 8 de octubre 2020

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La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a 11 años y seis meses de cárcel al propietario del gimnasio Hodori de Arucas y maestro de artes marciales, Vicente Castellano, como autor de un delito continuado de abuso sexual a menor de 16 años.

Además de la condena penal, según informó el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), la sentencia impone al dueño del centro deportivo y referente en la enseñanza de taekwondo en la isla, 15 años de alejamiento en referencia al menor declarado víctima y le obliga a abonar a éste, a través de su madre, una indemnización de 40.000 euros.

La condena

  • 11 años. años de alejamiento y la obligación de abonar una indemnización de 40.000 euros. Es lo que, además de los 11 años y seis meses de prisión como autor de un delito continuado de abuso sexual a menor de 16 años, fija la sentencia que condena a Vicente Castellano.

La Sala, en su sentencia, ha considerado probado que el acusado abusó de uno de sus alumnos de forma repetida durante el mes de julio de 2018, cuando el niño tenía nueve años. Según los hechos probados, Vicente Castellano en el mes de julio de 2018 fue de acampada con la víctima y su madre –con la que mantuvo una relación sentimental– y en horas nocturnas, «dado que el menor no se encontraba bien», se ofreció a dar un paseo con él. Una vez alejados, «con ánimo libidinoso, se sacó los genitales y le obligó a 'tocarle la churra' y que se la hiciera 'palante y patrás', a la vez que se tocó la suya mientras le decía '¿te gusta?'», detalla el fallo.

En otras ocasiones, tanto en el gimnasio como en su propio domicilio, «cuando lo encontraba a solas le daba besos en la boca, lo subía a su domicilio y lo obligaba a masturbarlo o a chuparle el pene, o bien le tocaba los genitales o le lamía el culo», afirma el Tribunal. Incluso, en dos ocasiones cuando tuvieron que ir de viaje a competir a Andorra y a Logroño, el menor se quedó a dormir en la casa y la cama del procesado y el mismo, «con el mismo ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, una de las noches le introdujo el pene en la boca del niño para que le practicara una felación», determina la sentencia dictada por la magistrada ponente Pilar Parejo Pablos.

Hay que destacar que el fallo considera acreditados los hechos por el testimonio de la víctima llevado a cabo a través de una prueba preconstituida que se llevó a cabo en la fase de instrucción «con todas las garantías de contradicción», sostiene la Sala, ya que la misma denegó a la defensa su petición de que el menor declarara en la vista ya que las psicólogas forenses desaconsejaron «totalmente» que acudiera a la vista. El menor, según la sentencia, «ha sufrido mucha presión en su entorno escolar por denunciar estos hechos en contra de una persona muy considerada y estimada en el ámbito deportivo y del gimnasio que regenta en Arucas». No en vano, tras su detención e incluso el día del juicio se llevaron a cabo numerosas concentraciones de protestas de fieles del ya condenado Vicente Castellano que defendían su inocencia. El maestro de taekwondo negó los hechos y dijo que la denuncia fue interpuesta en su contra «por despecho de su madre» y detalló que nunca se quedó solo con el menor.

Pero la Sala consideró totalmente creíble y verosímil el relato de la víctima «sin que se aprecien contradicciones en su declaración» que fue «sincera, coherente y expresiva». Además, insistió la sentencia en que era «imposible» que su madre pudiera haber influido en el testimonio del menor puesto que «su sufrimiento es tan sincero que descartamos cualquier influencia» de su madre en el relato. «Denunciar a una persona tan considerada socialmente en el entorno de la víctima es un acto de valentía, del que ha sufrido las consecuencias fundamentalmente el niño, pero también la madre», narra textualmente la sentencia. Al menor tuvieron que cambiar, primero del turno de comedor porque un niño del gimnasio le acosaba por haber denunciado estos hechos» y la madre terminó quitándole del mismo, llegando incluso la psicóloga a aconsejarla «que se llevara» al niño «de la isla».

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