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El molino eólico marino continúa  a la espera de la conexión a tierra

El molino eólico marino continúa a la espera de la conexión a tierra

En junio fue instalado y es ya un icono a la entrada de la capital pero el tiempo pasa y las aspas no giran. A las vicisitudes técnicas iniciales se suma la demora en el trámite de conexión a tierra

Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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Fue instalado en junio de este año pero desde entonces sigue a la espera de solventar algunas trabas: unas de índole técnico, por la complejidad de la estructura y su carácter experimental, y otras burocráticas, como es la conexión eléctrica a tierra para verter en la red, lo que implica a administraciones públicas y a la empresa estatal Red Eléctrica de España. Mientras tanto, el primer aerogenerador marino instalado off shore en Canarias y también en España con una tecnología de vanguardia sigue a la espera de que sus aspas giren.

De la relevancia de este proyecto experimental da buena prueba el siguiente dato: la próxima semana, si no hay cambio en el programa previsto, las autoridades participantes en la cumbre de regiones ultraperiféricas a celebrar en Gran Canaria se desplazarán en barco a la zona para ser informados sobre el funcionamiento del aerogenerador y también sobre la Plataforma Oceánica de Canarias.

Con capacidad teórica para cinco megavatios, la instalación de este aerogenerador marino fue celebrada por el Gobierno de Canarias como la apertura «a un mundo de posibilidades a Canarias», según palabras del consejero autonómico Pedro Ortega, que se acercó en barco con el presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, para comprobar de cerca las dimensiones de la instalación.

El aerogenerador fue construido en Arinaga y trasladado en barco hasta su emplazamiento definitivo. Su caráctger de vanguardia se debe a que es el primero instalado con un sistema que abarata notablemente los costes. Cómo explicó Carlos García Acón, director de la empresa de ingeniería Esteyco, responsable del proyecto, la estructura sobre la que se asienta la torre con sus aspas es una zapata de hormigón de 32 metros de diámetro y siete de altura y que tiene seis celdas huecas, de manera que al llenarse de agua se hunde. El ahorro en costes se estima en un 30%.

Esta estructura gigante fue bautizada con el nombre de MLRT, en recuerdo del ingeniero grancanario Mario Luis Romero Torrent.

Ahora solo falta que empiece a girar.

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