«Me metían caca de perro en el estuche» y otros testimonios del acoso escolar
Víctimas de bullying cuéntan cómo sus agresores les vejaban
El acoso escolar adopta las formas más crueles, desde un chicle pegado en la cabeza, a una paliza en el baño, vejaciones sexuales y ... un rosario de humillaciones en público que destrozan la autoestima de las víctimas. Estos son algunos de los testimonios que se recogen el libro 'Te espero a la salida'.
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Carteles por el instituto
«Empezaron a decir que yo tenía sida»
«Sufrí una enfermedad infantil dura cuyo tratamiento me hizo perder el pelo. Las chicas de mi clase se burlaban de mi aspecto. No sé si por ignorancia, por una broma descontrolada o por pura maldad empezaron a decir que yo tenía sida. En mi mesa tallaron la palabra 'sidosa'. En mi taquilla pintaron el mensaje 'Fuera sidosos del colegio'. Uno de los 'bullies' —nunca supe cuál— utilizó mi foto del colegio para crear con el ordenador un cartel de 'Se busca'. Debajo de mi cara se leía el mensaje '¡Cuidado! Tiene sida. No te la folles'. Aquel cartel amaneció pegado en todas las paredes del colegio, había una copia cada veinte centímetros».
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Quinto de Primaria
«En la lista de 'feas', saqué un 3»
«En quinto de Primaria, mis compañeros hicieron una lista con todas las chicas de la clase y nos puntuaron por nuestro físico. Luego dijeron las notas en alto. Cuando cierro los ojos, todavía escucho las risas que se echaron a costa de 'las feas'. Mi nota fue un 3».
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El acosador arrepentido
«Le pedí perdón años después»
«Hace ya muchos años fui a ver al chico al que acosé y le pedí disculpas. Lloramos y me dio un abrazo que me liberó de muchos fantasmas. Espero que a él le sirviera. O, mejor, que no le sirviera porque no lo necesitase, que no hubiese quedado nada de mí en él».
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Miedo a las risas
«En la pizarra me dio un tic nervioso»
«En tercero de la ESO me sacaron a la pizarra. Tenía tantos nervios por lo que sabía que iba a ocurrir cuando la profe no mirase—amenazas, risitas, gestos simulando lo gorda que estaba...— que me dio un tic nervioso y se me paralizó media cara. Se rieron más».
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El 'fetiche'
«Metió caca de perro en el estuche»
«Mi estuche era el fetiche de mi acosador. Al principio, me lo robaba, lo escondía, lo tiraba a la papelera o por la ventana... Pero luego empezó a meter cosas asquerosas. Escupía en él, metía papel del baño usado. Hasta un excremento de perro. Todos se rieron».
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Un grupo de 16 acosadores
«Silbaban la canción de 'Terminator'»
«Era un grupo de dieciséis personas: tres cabecillas y el resto, ayudantes observadores. Cuando venían a por mí silbaban la canción de 'Terminator' como aviso de la paliza que se avecinaba. Sigo siendo incapaz de escuchar esa canción sin entrar en pánico».
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'La hija del loco'
«Me decían que debía suicidarme»
«Un vecino dijo que mi padre se había intentado suicidar. Me convertí en 'la hija del loco'. Me insultaban y empujaban. Una compañera dijo en clase que yo debía hacer lo que mi padre no había tenido las agallas de terminar y 'quitarme de en medio de una vez'. Casi lo hago».
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El juego del 'tiro al blanco'
«Me tiraban chicles a la cabeza»
«Los niños de mi clase tenían un curioso juego que llamaban 'el tiro al blanco'. Consistía en que todos me lanzaban chicles masticados mientras yo trataba de huir corriendo por todo el patio. Inevitablemente, algunos chicles se pegaban en mi pelo».
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Los acosadores, dos chicos
«Me obligaban a masturbarles»
Mis acosadores eran dos chicos. Se burlaban de mí por ser gordito y me llamaban 'vaca'. En cuarto de Primaria comenzaron a pegarme y todo empeoró. Cuando estábamos en primero de la ESO me hacían masturbarles mientras ellos ojeaban una revista porno».
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