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J. MANTRANA
Ana Milán: «Tengo poca mala leche, pero sí digo las cosas claras»

Ana Milán: «Tengo poca mala leche, pero sí digo las cosas claras»

preguntas impertinentes ·

Ha superado la barrera de los 45 y también la de la mirada de los otros. Con las cosas «claras», se reinventa en un podcast «para escuchar movidas»

Ana Pérez-Bryan

Domingo, 17 de julio 2022

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Su papel en 'Camera café' dejó en la audiencia el poso de una tipa borde e insaciable; pero en la vida real, Ana Milán está lejos de amargar como un buen cargado. Al contrario, es la «típica amiga» –dice– a la que todos cuentan «sus movidas». Y ahora, ampliando el foco, porque hace un par de semanas abrió 'consultorio' en formato podcast con 'La vida y tal', donde desnuda y se desnuda acompañada por su amigo Sebastián Gallego.

– La vida está como para abrir consultorios...

– Yo creo que han funcionado siempre porque todos necesitamos que nos echen una mano, aunque en realidad es más un 'te voy a contar 'pa' escucharme a mí mismo'.

– La nueva Elena Francis, ¿se siente cómoda en esa faja?

– Mucho, porque yo soy esa cuyos amigos aparecen en casa cada vez que tienen una movida. Llevo toda la vida escuchando las movidas de todo el mundo y, oye, encantada. Es un privilegio.

– Pero esas son las fajas de los demás. ¿De cuáles se ha liberado usted?

– De la mirada de los demás, de sentirla como un juicio. Una vez que te liberas de eso... Ay, amiga.

– ¿Y es muy de diván?

– Si con eso te refieres a terapia, sin duda. La hago desde hace muchos años de manera intermitente y siempre acabo volviendo. Siempre que lo hago me pregunto que por qué lo dejé.

«Vivimos en un mundo muy polarizado en el que, o piensas como yo, o eres un gilipollas; y así ni se vive ni se crece»

– Escuchándola, tampoco parece una madre plasta

– Bueno, no le doy muchos consejos a mi hijo porque tampoco me deja. Para eso tiene 20 años y vive solo, para hacer lo que le dé la gana. Después de la adolescencia terrorífica viene una etapa muy bonita. El otro día me llamó para preguntarme si estaba en Madrid y le dije que qué necesitaba, directamente, porque lo veía venir. Y me dijo: 'Hablar'. Y me encantó porque era verdad que solo quería eso. Ni dinero ni nada (risas). Me dejó alucinada.

– ¿Sabe lo que es una MILF? (la fantasía de los amigos de tus hijos)

– Sí, sí, sí (risas).

– ¿Lo es?

– ¡Ay, que me has puesto hasta nerviosa! (risas). ¡Lo que me faltaba ya es ponerme ese tipo de adjetivos! Me daría un ataque.

– Pero lo del tópico de la mujer madura sin papeles parece que no va con usted...

– A ver, yo tengo la suerte de trabajar, pero ha costado que entendamos las historias de mujeres de más de 45 años. Son importantes las de los 20, las de los 30 y hasta las de los 70. Hay que apostar más por la diversidad.

– Hablamos de papeles. ¿Con qué los pierde?

– Con la mala educación y con el abuso de poder. Vivimos en un mundo muy polarizado en el que, o piensas como yo o eres un gilipollas; y así ni se vive ni se crece, porque es absolutamente necesario escuchar la opinión de otras personas. Incluso a los que tienen dogmas, no opiniones. A los que tienen ideas nazis, por ejemplo, también hay que hacerlos pensar, no vale con que les digamos que son unos hijos de puta.

– La mala leche de 'Camera Café', ¿la sigue gastando?

– Yo tengo poca mala leche, pero sí digo las cosas claras y disfruto de un carácter marcado, que sí lo tengo; y de ser una mujer que vive sola desde los 16 años.

– ¿Y le perdonan ese carácter?

– Cada vez más, pero no es fácil, tenemos que dar siempre el doble de explicaciones. El carácter en un tipo es 'guau, tiene una personalidad arrolladora' y en nosotras es 'cuidao, cuidao, que viene...'. Pero esa actitud es una criba natural de gilipollas, entonces está bien.

– Terminamos. ¿Con quién compartiría hasta el último culillo de su café?

– Con nadie, ¡me parece una cerdada! (risas).

– Entiéndame la metáfora...

– Vale, vale... Pues con cualquiera que tenga buena vibra y que me haga sonreír.

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