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Carreras olímpicas de récord

Carreras olímpicas de récord

Los modelos teóricos permiten, de una forma no intuitiva, obtener el máximo de las posibilidades de un atleta

manuel J. Tello

Sábado, 20 de junio 2020

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Florence Griffith-Joyner, en las pruebas de clasificación de los atletas de Estados Unidos para los Juegos Olímpicos de 1988, batió, en un 2,5%, el récord del mundo de 100 m. Este record estuvo bajo sospecha debido a problemas relacionados con la influencia del viento. Se comprobó que enigmas de este tipo se podían resolver utilizando modelos teóricos.

El primero se publicó en 1920 con un contenido fisiológico importante. Con estos datos, se formuló otro en 1973 con mucho más contenido físico-matemático. A partir de ahí, se han elaborado modelos que permiten predecir récords y mejorar la estrategia de los atletas hasta conseguir su máximo rendimiento, entre otras cosas. Incluso hay predicciones para los récords que se podrán alcanzar en el año 2040, forzando la mejora progresiva de algunos de los parámetros de los corredores.

Algunos datos que se tienen en cuenta son: el movimiento del centro de gravedad que, en el atleta, se sitúa ligeramente por encima de la cintura. Cuando andamos, el centro de gravedad describe un arco de circunferencia que pasa a ser una parábola cuando corremos. La velocidad del atleta, que depende de dos tipos de equilibrios: el que se forma entre la fuerza con la que se impulsa el corredor y las fuerzas disipativas (generación de calor, resistencia y velocidad del aire) y el que se produce entre la energía utilizada por los músculos y la que producen los combustibles como la glucosa. Además, para carreras de velocidad con curva, se tiene en cuenta el efecto de la curva; mientras que en carreras largas se analiza la eliminación por radiación del calor generado por el atleta, dato que depende de su superficie. Por último, en un modelo completo, para la conversión de energía se deben tener en cuenta las dos vías: anaeróbica y aeróbica.

Las ecuaciones que permiten obtener velocidades y tiempos se llaman diferenciales. Cuando se formulan con toda su complejidad no tienen solución analítica y se resuelven por métodos numéricos. Veamos algunos resultados.

Los modelos dicen que, para carreras inferiores a 291 metros, el atleta debe alcanzar su máxima velocidad en el tiempo más corto posible (igual o menor que 1,78 segundos) y mantenerla hasta el final. Para carreras más largas, por ejemplo 400 metros, el corredor también debe alcanzar la velocidad de crucero en el menor tiempo posible. Esa velocidad debe ser tal que el atleta consumirá toda su energía cuando está a 0,86 segundos de la meta.

Los modelos permiten, de una forma no intuitiva, obtener el máximo de las posibilidades de un atleta. En cuanto a las carreras largas, el atleta también debe llegar a la meta con su energía completamente utilizada pero, en este caso, tiene dos estrategias: una aceleración fuerte en el último tramo o un incremento gradual de velocidad, durante el último tercio de carrera, para utilizar toda la energía que le queda de manera uniforme.

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