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Catalina García y Valle de santa inés
Martes, 5 de junio 2018, 07:43
Me han matado a la niña», gritaba ayer desesperado un familiar de Vanesa Santana Padilla, la joven de 21 años que poco después de mediodía apareció sin vida en medio de un charco de sangre en su domicilio familiar de Valle de Santa Inés, en ... el municipio de Betancuria. La Guardia Civil de Fuerteventura busca al autor de esta muerte que ha sacudido a un pueblo de apenas 200 habitantes que pertenece al municipio más pequeño de la Maxorata y donde apenas pasa nada que lamentar, sólo los turistas camino de la antigua capital de la isla.
La angustia del familiar de la joven víctima empezó a tomar cuerpo de certeza cuando el capitán de la Guardia Civil salió a aclarar que cabía la posibilidad de que se tratara de una muerte violenta. La tarde avanzaba en medio del dolor de parientes, amigos y vecinos cuando una vecina confirmaba que no podrá olvidar nunca los gritos desesperados de la madre de la chica. Entró corriendo en la casa y se encontró con algo peor, que tampoco podrá borrar de su memoria con facilidad: Vanesa yacía en el pasillo de la vivienda familiar en medio de un charco de sangre con un golpe en la cabeza. La sangre salpicaba el resto de la casa.
Apenas media hora más tarde, la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de Las Palmas confirmó lo que no había podido acallar el dolor del familiar desde el principio: que estaba investigando las causas que rodeaban al suceso «al encontrarse signos de violencia en el cuerpo, concretamente heridas de posible objeto contundente».
La Guardia Civil también aclaró desde ayer que no existía constancia «de ningún tipo de denuncia policial puesta por la fallecida», apuntando o no a un supuesto caso de violencia de género, una tendencia fatal que parece que no conoce de edades ni lugares de procedencia.
La joven pertenecía a una familia muy conocida en Valle de Santa Inés y en el municipio de Betancuria, a lo que se añade que trabajó un tiempo como camarera del bar El abuelo Alfredo. El establecimiento está al lado de la carretera general que une la localidad con la antigua capital de Fuerteventura, por lo que es lugar de recalada de muchas personas a las que la chica, cualquier mañana, pudo servir un café bien temprano con la mejor de sus sonrisas.
La joven de 21 años vivía en el grupo de viviendas de protección oficial de la plaza de Valle de Santa Inés con sus padres, también muy conocidos, aunque se encontraban fuera del domicilio familiar en el momento de la muerte. Los dos trabajaban fuera y la madre era la primera en terminar su jornada laboral, como así ocurrió ayer a mediodía, sobre las 13.20 horas, encontrándose a su hija sin vida. La familia la completaba un hermano, apenas unos años más mayor que la chica.
Antes de esa fatídica hora del mediodía en el tranquilo pueblo majorero de Valle de Santa Inés, los vecinos aseguran que no oyeron ningún ruido ni notaron nada fuera lo común.
Esos mismos vecinos, parientes y jóvenes amigos rodearon toda la tarde la vivienda y vieron como, a las 18.15 horas, entraba en el domicilio familiar la jueza y dos forenses para proceder al levantamiento del cadáver.
La pregunta que se hacían todos es quién podía haber matado a una chica de edad tan joven, «que seguro no tenía enemigos, quién quería haberle hecho daño». La Guardia Civil intenta desde ayer contestar a esta incógnita fatal. Al cierre de esta edición trascendió que un equipo de especialistas de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Las Palmas se desplazaba a Fuerteventura para continuar con las pesquisas.
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