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Los bomberos del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria afrontaron el jueves un incendio cuya complejidad radicó en el riesgo de explosión de la fábrica, lo que obligó a aplicar el protocolo para estas situaciones, utilizar explosímetro y emisoras ATEX (atmósferas explosivas) para no generar una deflagración, algo que también puede ocurrir con un móvil en un hogar con escape de gas, en cuyo caso hay que salir a la calle y avisar al 112 desde el exterior, y durante la salida no accionar interruptores ni siquiera bajar la palanca.
Así lo explica el sargento Lorenzo Lacalle, responsable de la intervención en la fábrica Haricana, cuya estructura laberíntica y su polvo en suspensión resultante de la elaboración y almacenamiento de harina, convirtieron la intervención en particularmente compleja, si bien la primera medida fue tomada nada más declararse el conato, es decir, evacuar el edificio y a la llegada de los bomberos, el área recomendada.
El acceso al edificio, ahondó Lacalle, se produjo en condiciones de seguridad gracias al uso de un explosímetro, que mide gases como el dióxido de carbono, metano, hexano, monóxido, sulfhídrico y oxígeno, de modo que alerta de que se entra en una atmósfera explosiva y de la falta de oxígeno, lo que les impediría respirar, además de avisar de que está siendo sustituido por otro gas. Es una herramienta que está en todos los parques en los camiones de primera salida para esta y otras intervenciones en espacios confinados, pozos o escapes de gas.
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«Ese aparato nos permite adentrarnos en esas atmósferas con la seguridad de que no va a haber una explosión o de que haya un mínimo de oxígeno para poder respirar», subrayó.
Las emisoras ATEX son la otra herramienta imprescindible porque las habituales, al igual que los teléfonos móviles, pueden emitir chispas o calor y activar energías accionadoras, es decir, generar una deflagración en esos ambientes.
Ese el motivo por el que no se pueden usar en gasolineras y tampoco se deben usar en caso de escape de gas, una causa de frecuente activación de los servicios de emergencias, ya sea por escapes en casas, hoteles, restaurantes, fábricas o autocaravanas, con la falta de mantenimiento y negligencias como principales causas.
La inercia es llamar desde la misma casa y apagar luces, incluso bajar la palanca, al salir, justamente lo que no hay que hacer porque la minúscula chispa que ello genera es más peligrosa que el calor que se presupone a las bombillas, cada vez menor con la llegada de las lámparas Led. Tal es el mínimo necesario, que se ha dado el caso de producirse una deflagración debido a la chispa que se produjo al cerrar una puerta metálica con la intención de cortar el paso al gas.
Otra característica de estas situaciones, en las que el peligro es la posible explosión, es que hay que abandonar la casa erguido, al contrario que en los incendios, en los que se recomienda salir a ras de suelo porque el humo pesa menos que el oxígeno y asciende. Sin embargo, en caso de escapes es al contrario porque los gases pesan más y descienden al suelo, de manera que no hay que agacharse.
«Es bueno aprovechar esta ocasión para recordar que si en nuestros hogares se produce un escape de gas, la primera medida es intentar cortar la fuente de alimentación -es decir, el gas-, y en la salida no tocar ningún interruptor ni bajar las palancas. Debemos salir de la vivienda, alejarnos, y una vez fuera, llamar a los servicios de emergencias porque hay que recordar que, al realizar llamadas desde el móvil, se puede producir esta energía de activación que desata la deflagración».
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