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El envejecimiento de la población y la cronicidad de las enfermedades se están dejando notar en los servicios de urgencias de los hospitales canarios que en los últimos días han experimentado un incremento de la actividad asistencial, especialmente en los servicios de urgencias del hospital Insular y del Doctor Negrín.
Así, el servicio de Urgencias del hospital de referencia para el sur de Gran Canaria está atendiendo a algo más de 300 pacientes al día. Si bien esta cifra supera las asistencias habituales, el servicio no se está viendo demasiado afectado y «se están produciendo los ingresos al centro siguiendo el plan de contingencia habitual con los circuitos establecidos», según indican desde la Consejería de Sanidad.
En todo caso, según informan los trabajadores, una veintena de pacientes están siendo atendidos en camillas distribuidas en el interior del área de urgencias, sin que haya sido necesario invadir pasillos y salas de otras zonas.
Peor situación es la que sufre el hospital de Gran Canaria Doctor Negrín, donde se ha tenido que activar el plan de contingencia para poder cubrir la gran demanda asistencial de los últimos días. «
Las urgencias han experimentado un incremento de asistencias de pacientes en las últimas semanas con cifras superiores a 250 pacientes de media diarios», señalan desde el hospital que ha activado todos los mecanismos posibles para agilizar las altas y, de ese modo, permitir una mayor fluidez en los ingresos.
El aspecto que presentan los pasillos del Negrín es «dantesco», comenta Octavio Sánchez, portavoz del sindicato Asamblea7islas, que asegura que los pacientes en camillas están distribuidos por los pasillos situados en el exterior de la zona de urgencias. «Pocas veces se ha visto algo así en el Doctor Negrín», señala el representante sindical que asegura que las urgencias de ambos hospitales están saturadas.
Además, Sánchez lamenta que la mayor parte de estos pacientes sean personas muy mayores que deberían recibir una atención digna y acorde a sus necesidades.
«La prioridad debería ser la atención a los pacientes. La gente mayor es la que está acudiendo a los servicios de urgencias. Da pena pasar por allí y oírlos quejándose», lamenta Sánchez que asegura que, en el caso del hospital Insular, no se está permitiendo a los familiares acceder al servicio de urgencias para acompañar a los pacientes con tarjeta sanitaria AA, es decir, personas dependientes, con demencia, con discapacidad intelectual grave o con problemas para comunicarse. «Necesitan acompañamiento y están solos ahí», manifiesta Sánchez.
Además, los pacientes en camillas están distribuidos por espacios en los que no hay tomas de oxígeno, ni baños, ni intimidad, ni una mesita de noche donde depositar sus objetos personales.
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Actualmente, hay 122 personas con alta médica viviendo en los dos centros hospitalarios de Gran Canaria; 77 personas en estas circunstancias están alojadas en el hospital Insular y otras 45 en el Doctor Negrín, según informaron fuentes hospitalarias.
El uso de camas hospitalarias para personas con alta médica agrava la saturación de urgencias, ya que la alta ocupación de las camas de planta impide el drenaje de los pacientes que deben ser ingresados.
De las 45 personas que permanecen en el hospital Doctor Negrín tras haber recibido el alta médica y no contar con medios propios o con apoyo familiar para recibir la atención que precisan, 24 están en el área de urgencias pendientes de su traslado a un recurso sociosanitario, según confirmaron fuentes de la Consejería de Sanidad.
«Alguien tiene que asumir la responsabilidad del cuidado de estas personas», afirma la delegada sindical de Cobas, Pilar Barrera, respecto a estas personas mayores que, por un lado, dificultan el correcto funcionamiento del servicio de urgencias del hospital y, por otro, no están recibiendo la atención que requiere por su vulnerabilidad.
«Da mucha tristeza ver lo que estamos viendo», comenta la sanitaria y representante sindical que llama a la responsabilidad de la sociedad y de los mandatarios para atender dignamente a estas personas algunas de ellas distribuidas por los pasillos de urgencias y en la sala destinada a la espera de los acompañantes de los pacientes. «Doce pacientes con alta están en la sala de espera y el resto por todo el servicio de urgencias», denuncia la representante sindical.
La presencia de estas personas complica la correcta asistencia de quienes llegan al servicio con una dolencia aguda, algunas de las cuales deben esperar hasta ocho horas para poder ser atendidas, sostiene Barrera.
«Esto no se debe a un pico de gripe, sino por un exceso de despreocupación», comenta indignada la auxiliar de enfermería sobre una situación que no solo va contra la dignidad de estas personas mayores sino que dificulta la calidad de la asistencia. «La sociedad debe ser consciente de lo que está pasando aquí», dice.
Hasta el pasado mes de diciembre, en Canarias había 500 personas con alta médica alojadas en los hospitales canarios.
Tradicionalmente la saturación de los servicios de urgencias de los hospitales canarios se vincula a un repunte de las infecciones respiratorias. Sin embargo, en estos días, esta circunstancia no se está dando. En Canarias, el pico de infecciones respiratorias se dio entre el 18 y el 24 de diciembre de 2023, cuando se registró una incidencia de 1.294 casos por cada 100.000 habitantes. Desde ese momento, la tasa de contagios se fue reduciendo hasta alcanzar su mínimo en la semana del 12 al 18 de febrero, con 662,58 casos por 100.000 habitantes. A partir de entonces, la incidencia de las infecciones respiratorias agudas comenzó a aumentar de forma lenta y sostenida y alcanzó los 829 casos en la semana del 18 al 24 de marzo, la última de la que hay datos disponibles.
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