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Rosa Rodríguez y Santa Cruz de Tenerife
Jueves, 10 de octubre 2019, 10:22
El equipo del astrofísico suizo Didier Queloz, galardonado el martes con el premio Nobel de Física junto a su mentor Michel Mayor y el físico James Peebles, lleva cuatro años en La Palma trabajando en el acople al Telescopio Isaac Newton (en inglés, INT) del más novedoso buscador de planetas fuera del Sistema Solar que existe, Harps3.
La elección del INT, el viejo telescopio del grupo de Telescopios Isaac Newton (ING, por sus siglas en inglés), no fue fortuita, explica su director Marc Balcells, que este miércoles se mostraba «muy contento» de que Didier Queloz fuera galardonado con el Nobel de Física de este año por una investigación «muy importante» que en sus inicio, recordó, «fue muy complicada» por la gran inversión que requería para llevarla a cabo.
Michel Mayor y Didier Queloz descubrieron en 1995 el primer planeta orbitando una estrella fuera del Sistema Solar, el planeta 51 Pegasi b. Desde entonces se han encontrado más de 4.000 exoplanetas en la Vía Láctea.
La relación del ING, un grupo de factura británica que tiene como socios a España y a Holanda y que cuenta con sus más importantes telescopios en La Palma, con Didier Queloz surgió hace alrededor de cinco años a raíz de una solicitud internacional de ideas para salvar el Telescopio Isaac Newton. «Nos resistíamos a cerrarlo pese a que sus prioridades estaban ya muy por debajo del otro telescopio, el William Herschel», sostiene Balcells, que asegura que querían reinventar el INT, «darle una segunda vida» porque le veían «capacidad para mantener una producción científica de primera línea».
A la petición de ideas lanzada por el grupo de Telescopios Isaac Newton hubo muchas respuestas de equipos de investigación de distintas universidades y organismos, pero desde el principio, recuerda Marc Balcells, el proyecto que planteó Didier Queloz el que convenció al comité científico que evaluaba las propuestas que se presentaron.
«Vimos que era un proyecto científico de primer orden y lo elegimos», explicaba ayer Balcells, orgullos de aquella elección que ahora ofrece, dice, una «ocasión tremenda» para que la investigación que se hace desde Canarias llegue al mundo.
Desde 2015, el equipo que lidera Didier Queloz ha estado acondicionando el INT, una instalación óptica de 3,5 metros, para ubicar Harps3, un trabajo que hasta ahora ha consistido en la actualización y robotización del telescopio que concluirá con la construcción del instrumento.
El diseño de Harps3 está basado en el espectrógrafo Harps instalado por Michel Mayor en el año 2003 en el telescopio ESO del Observatorio de La Silla, en Chile, y en Harps-North, que Mayor y Didier Queloz crearon para el Telescopio italiano Nazionale Galileo (TNG) que, como el Telescopio Isaac Newton, está en el Observatorio del Roque de los Muchachos. Harps3 se está construyendo en el INT como parte del Terra Hunting Experiment, un futuro programa de medición de velocidad radial de 10 años para descubrir exoplanetas similares a la Tierra.
Los principales cambios en el diseño Harps3 con respecto a sus antecesor radica en que contará con un adaptador de fibra personalizado en el foco Cassegrain que proporciona una alimentación de haz estabilizada y un diámetro de fibra en el cielo y la implementación de un nuevo criostato de flujo continuo para mantener la temperatura del CCD muy estable. La caracterización detallada del CCD Harps3 proporcionará una solución de longitud de onda de precisión mejorada, un polarímetro integrado optimizado y, además el instrumento integrado en una operación robótica. La operación robótica, relata el proyecto, optimizará el programa que para rastrear las estrellas objetivo todas las noches.
Al igual que Harps y Harps-N, con Harps3 se hará un estudio combinado de tránsitos y velocidades radiales que permite determinar con mayor claridad que hasta ahora parámetros como el diámetro del exoplaneta, su masa, densidad e inclinación de su órbita, así como el sentido de su translación alrededor de la estrella.
«Es un proyecto muy potente», asegura Marc Balcell, que ahora el premio Nobel «potenciará aún más». A su juicio, la investigación para el conocimiento de planetas que orbitan estrellas cercanas fuera del Sistema Solar es «muy importante» y el premio Nobel, dice, supone el espaldarazo para estos proyectos.
Los descubrimientos de Mayor y Queloz han influido de una manera muy importante en cómo se observa y qué se busca en el universo, porque tras el hallazgo de 51 Pegasi b, todas las agencias espaciales tienen programas y misiones exclusivamente dedicadas a exoplanetas, un tema que prácticamente no existía hasta 1995 o que poco menos era como buscar ovnis.
Con los instrumentos Harps, que son, traducido del inglés, un Buscador de Planetas por Velocidad Radial de Alta Precisión, ayudados por otros instrumentos y satélites, se han podido catalogar en 15 años casi de 4.000 exoplanetas, descubrimientos que han obligado a revisar teorías sobre los procesos físicos detrás de los orígenes de los planetas y también plantearse la eterna pregunta de si hay vida ahí fuera.
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