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Ni los centros escolares ni el sistema público de salud cuentan con protocolos específicos para atender las secuelas físicas y psíquicas que sufren las personas jóvenes o adolescentes que han superado un cáncer en su infancia.
Así lo denunció ayer la Fundación Canaria Pequeño Valiente que emitió un comunicado este viernes instando a las administraciones «a acabar con la discriminación que todavía supervivientes de cáncer infantil siguen enfrentando en distintos ámbitos, como el académico o el laboral, por ejemplo».
La fundación ha realizado esta denuncia coincidiendo con el inicio del mes de sensibilización del cáncer infantil, que se celebra cada año en septiembre.
«Los supervivientes de cáncer infantil suelen tener secuelas físicas y psíquicas tras la enfermedad, pero muchos centros escolares no están adaptados para la discapacidad. Tanto la Federación Española de Niños con Cáncer (Fepnc) como Pequeño Valiente creemos que todos los institutos deberían estar adaptados», explica el presidente de la fundación canaria, José Jerez, que sostiene que no es justo que los niños que han superado una patología oncológica tengan que continuar sus estudios en centros adaptados, alejados de sus casas, con el trastorno que ello supone.
«Para ir a un centro adaptado tienen que trasladarse en guagua y perder a sus amigos», comenta Jerez que entiende que esto supone un agravio comparativo tanto para los niños afectados como para sus familias. «Eso le ocurrió a mi hija. Tenía un instituto al lado de casa, pero tuvo que trasladarse a otro municipio porque no estaba adaptado», lamenta.
Jerez, además, reclama que tanto en los centros educativos como en los sanitarios existan programas específicos para el seguimiento de los supervivientes de cáncer infantil. «Muchos, cuando dejan de ser pacientes de cáncer, pasan a ser niños y niñas con discapacidad», comenta el representante del colectivo de familias cuyos pequeños están pasando por este trance.
En este sentido, reclama que psicólogos y neuropsicólogos educativos realicen un seguimiento específico de estos niños con problemas de aprendizaje para que «no se queden en los vagones de cola» tras volver a las aulas una vez han superado la enfermedad.
El presidente de Pequeño Valiente también reclama a las instituciones que se pongan las pilas para hacer efectivo lo antes posible el derecho al olvido oncológico, que impide la discriminación de quienes han superado un cáncer a la hora de contratar un seguro vida o de solicitar un préstamo.
Este derecho quedó establecido el pasado 27 de junio tras la introducción de modificaciones en el Texto Refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias y la Ley 50/1980, de 8 de octubre, de Contrato de Seguro.
«Los supervivientes siguen encontrando dificultades, sobre todo para pedir préstamos. Hay algunos bancos valientes que los conceden, pero otros no», afirma Jerez que este obstáculo impide a estas personas llevar a cabo proyectos de emprendimiento empresarial.
Según la Fundación Canaria Pequeño Valiente, son muchos los tipos de obstáculos a los que se tienen que enfrentar quienes superan un cáncer durante su infancia. Algunos encuentran esa discriminación al postularse a puestos de trabajos, otros en la falta de adaptación de infraestructuras en espacios públicos o en las dificultades que siguen existiendo en el ámbito académico, entre otras situaciones.
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