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La temperatura no ha dejado de subir en Canarias desde los años 90

La temperatura no ha dejado de subir en Canarias desde los años 90

El observatorio de la Aemet en Santa Cruz de Tenerife acumula datos de más de 100 años continuados que «evidencian» el calentamiento global. La OMM lo acaba de reconocer como estación de largo plazo. El archipiélago es el único del Atlántico norte con series climáticas centenarias. El verano arranca sin sobresaltos

Rosa Rodríguez y Santa Cruz de Tenerife

Jueves, 1 de enero 1970

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Las temperaturas no han dejado de subir en Canarias desde los años noventa, pero, sobre todo, la tendencia ascendente se ve claramente en las últimas dos décadas. «Lo que hace unos años, de manera comedida, decíamos que era un indicio, ahora podemos afirmar que es la evidencia de que también en Canarias se está midiendo el efecto del calentamiento global», aseguró ayer el director del Centro Meteorológico Territorial en Canarias Occidental de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Víctor Quintero, mostrando una gráfica con la serie completa de datos de temperatura recogidos desde 1867 en el observatorio meteorológico de Santa Cruz de Tenerife.

La estación centenaria acaba de ser reconocida por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) como estación de observación meteorológica a largo plazo por sus más de 100 años de observaciones continuadas y de calidad, un estátus que también tiene el Observatorio Atmosférico de la Aemet en Izaña.

Canarias se convierte así en el primer territorio insular del Atlántico norte con dos estaciones con series climatológicas tan largas que permiten, dijo Quintero, no solo evaluar la variabilidad del clima atlántico subtropical, sino el calentamiento global tanto a nivel del mar (Santa Cruz de Tenerife) como a más de 2.000 metros de altitud, casi a atmósfera libre (Izaña), donde más se han elevado las temperaturas medias en lo que va de siglo.

Santa Cruz de Tenerife ha pasado tener una temperatura media máxima de entre 23 y 24 grados centígrados a situarse en los últimos 20 años entre los 24 y los 26 grados, unos datos que se pueden extrapolar a las zonas costeras de Canarias, habida cuenta de que la estación de la capital tinerfeña está casi a nivel del mar. Eso evidencia, dijo ayer Víctor Quintero, que «también en Canarias hay una clara tendencia al aumento de las temperaturas medias y por tanto al calentamiento».

Son «dos estaciones centenarias estratégicas» con observaciones de calidad ininterrumpidas, lo que tiene un valor «extraordinario», porque «solo con mirar las gráficas» de esos más de 100 años «se tiene constancia visual de que el cambio climático es una realidad», pero, además, «los datos son muy buenos para hacer el seguimiento de su evolución», aseveró Quintero.

A partir de los años 90 se concentran los años más cálidos y desde la estación de Izaña se ha observado que las temperaturas nocturnas han aumentado algo más de un grado centígrado desde 1944, pasando de 12 grados a 13,1 grados, debido a que por la noche se libera el calor acumulado durante el día en tierra y en el mar.

En la cumbre de Tenerife, donde se sitúa el Observatorio Atmosférico de Izaña, ocho de los diez años más calientes registrados desde hace un siglo se han sucedido a partir del año 2000.

Previsión.

Víctor Quintero dio a conocer el reconocimiento del observatorio de Santa Cruz de Tenerife por la OMM durante la presentación de los datos de la primavera y la previsión para el verano que hoy comienza y que, a priori, tiene las mismas probabilidades de ser una estación estival fresca que muy calurosa. Todo apunta, dijo, que se mantendrá la tendencia de los últimos años y será un verano cálido, pero «es imposible –recordó– hacer una previsión fiable para los próximos tres meses». De momento, los alisios seguirán soplando y el ambiente se va a mantener fresco.

Lo que no parece es que el verano vaya a ser tan variable como fue la primavera pasada, como meses como marzo y abril ligeramente fríos y un mes de marzo muy cálido, lo que dio sin embargo al trimestre un carácter normal con una anomalía cálida de apenas 0,2 grados.

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