La pobreza se hereda y se cronifica
La memoria 2017 de Cáritas pone de manifiesto la «multicausalidad» de la exclusión social en Canarias, que sigue teniendo «rostro de mujer». La ONG atendió el pasado año a 8.396 personas, menos que en 2016, pero en peor situación
La pobreza en Canarias «tiene rostro de mujer» y es «lamentable» en un momento en el que «todos trabajamos por los derechos de las mujeres». Pero, además, se «hace crónica. Mejoran los parámetros de la economía, pero la pobreza se cronifica, los datos estadísticos no cambian». Son palabras del obispo Francisco Cases, que ayer presentó la Memoria Institucional 2017 de Cáritas Diocesana de Canarias.
La acción de la ONG se desarrolla en 126 parroquias de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, que en 2017 atendieron directamente a 8.392 personas», pero «si descontamos a las personas que viven solas y que drásticamente aumentan su número en las islas, nuestros programas de ayuda han alcanzado a 21.200 personas», relató el director de Cáritas, Gonzalo Marrero.
El 58,3% de las personas atendidas por Cáritas en 2017 fueron mujeres, más de la mitad del total tiene entre 40 y 59 años, es decir, «están en situación de vida laboral», pero no tienen opciones. El 16,5% tiene más de 60 años, y son personas «que viven solas y no tienen apoyos», explicó Caya Suárez, secretaria general de Cáritas.
Suárez continuó ofreciendo las cifras de la memoria y destacó que el 43,7% de las personas atendidas «no tenía ningún tipo de ingreso», pero «los que trabajan están en precario», añadió. «Constatamos que la pobreza es intergeneracional, que se hereda, estamos atendiendo a generaciones de familias pobres», indicó, entre otras cosas porque «tener un trabajo no te saca de la pobreza».
Otra de las características que Cáritas ha detectado en los últimos años es la «multicausalidad de la exclusión social». Así, añadió Suárez, nos encontramos «con una mujer sin hogar, inmersa en la prostitución y con menores a cargo». Estas situaciones, continuó la secretaria general de Cáritas, convierten el proceso de ayuda y acompañamiento en un «trabajo complejo».
En opinión de Caya Suárez, lo que están constatando es que a las personas en exclusión social «se les están conculcando cuatro derechos». Por un lado, dijo, el derecho al empleo, de ahí que «el 80,1% esté en desempleo» y «hay que denunciar que es necesario lograr empleos decentes, la precariedad es una causa estructural de la pobreza», añadió.
Por otro lado, el derecho a la vivienda. Hoy en día, explicó la secretaria de Cáritas, «el derecho a la vivienda es un derecho imposible» por lo que muchas familias están viendo en la necesidad de realquilar habitaciones y, es más, continuó, Cáritas atendió en 2017 a 1.418 personas sin hogar, 89 más que el año anterior.
El derecho a la salud y el derecho a la participación son los otros dos derechos que, según Caya Suárez, se están vulnerando. El de la salud, especialmente en las personas extranjeras, y el segundo porque la comunidad no se implica.
En definitiva, insistió la secretaria de Cáritas, «la pobreza se hereda y se está cronificando». Algo que, según Cases, «los políticos saben porque tienen los mismos datos. Los políticos conocen la situación. Saben que antes tener empleo garantizaba estar fuera de la pobreza. Hoy tener empleo no garantiza tal cosa», abundó el obispo.
En 2017 Cáritas atendió a 1.700 personas menos que el año anterior, algo que Caya Suárez explicó no porque disminuyeran los datos de exclusión social en las islas, sino porque las personas atendidas requerían más recursos dado la «multicausalidad» de su situación, insistió. «Tenemos que hacer un trabajo integral, la situación de exclusión social se va cronificando y tiene efectos sobre la salud mental, el consumo de drogas, se pierden habilidades sociales... Hay que volver a reconstruir a las personas y es complejo», añadió. «Nos encontramos con familias monamarentales, mujeres jóvenes con 4 hijos que no tienen oportunidades de insertarse en el mercado laboral de seguir acciones de formación... Necesitan mucho apoyo», abundó.
Presupuesto.
En la Memoria Institucional de Cáritas 2017 la ONG también incluyó los ingresos y gastos de la organización. Así, por una donación de 138.000 euros recibida en diciembre del pasado año Cáritas presenta un superávit que ahora está invirtiendo en la lucha contra la pobreza estructural, explicó Gonzalo Marrero.
Por otro lado, entre los años 2016 y 2017 han logrado separar una partida de medio millón de euros que destinarán a arreglar un centro en Lomo Blanco para dedicarlo a casa de acogida y trasladar este servicio que actualmente está en Santo Domingo en Vegueta. Para ello esperan por la licencia municipal y creen que podrán abrirlo en 2019.
En total, Cáritas en la provincia de Las Palmas contó con casi 6 millones de euros, 2,7 de ellos en subvenciones públicas, lo que representa el 45,8% total de su presupuesto. La ONG mantienen a 111 personas contratadas, pero el grueso del trabajo lo realizan los más de 1.600 voluntarios que colaboran con la ONG. Los ingresos de 2017 aumentaron algo con respecto al año anterior porque subieron las subvenciones privadas y donativos. Cáritas cuenta con 858 socios y 929 donantes.