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La paridad no existe en la política canaria

La paridad no existe en la política canaria

La política canaria tiene un suspenso en paridad. Un muy deficiente en el reparto del poder en el Archipiélago, controlado por hombres en las principales instituciones. Desde el Gobierno de Canarias hasta las corporaciones locales, las mujeres en puestos de responsabilidad sufren estar en el lado de la minoría.

David Ojeda y / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de enero 1970

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Las consejeras del Gobierno de Canarias anunciaron su presencia en las movilizaciones feministas del próximo jueves. Un gesto para escenificar en público la importancia de la mujer en la esfera laboral, desde la más alta responsabilidad pública. Ellas son un ejemplo de la marginación de la mujer, siendo una clara minoría en la distribución de cargos del Ejecutivo.

El dato mancha, especialmente cuando fue desde Canarias donde en su día se dio un impulso a la paridad en las listas electorales. En 2004, Belén Allende lideró desde El Hierro aquella iniciativa, a la que había dado curso el Parlamento de Canarias a petición suya. Aquella batalla llegó al Congreso, con Pilar Grande barriendo desde el PSOE para que su partido arropará una moción, que finalmente fue aprobada en las Cortes por 185 votos a favor, 124 en contra y dos abstenciones.

Aquel triunfo desde el corazón del país quedó en un giro estético. Las listas se han vuelto paritarias, pero el reparto del poder sigue estando mayoritariamente en manos de los hombres.

Es precisamente el Gobierno autonómico quien mejor evidencia, para mal, esta tendencia. En todos los escalones superiores, en los lugares en los que se toman las decisiones, la administración regional muestra la balanza más descompensada de todas las instituciones.

Canarias tiene un presidente y un vicepresidente. Ambos hombres. En la elección del segundo, incluso ha pesado más su procedencia geográfica –Gran Canaria– que su género. Además, el Ejecutivo de Fernando Clavijo cuenta con diez consejerías, de las que seis tienen hombres como titulares y solo cuatro a mujeres. Este espacio de poder todavía cuenta con una proporción más adecuada que cuando se baja uno o dos peldaños en el escalón ejecutivo. Además, el Comisionado para la Pobreza también es de sexo masculino.

Los equipos de cada consejería son una sangría de desigualdad. Solo hay dos viceconsejeras, en contraste con los 18 viceconsejeros varones que ocupan esa posición dentro de la estructura encabezada por Clavijo. Más equilibradas están las direcciones generales, aunque los hombres cuentan con 33 por solo 15 de las mujeres.

Sucede algo similar en los cabildos canarios, donde solo hay una presidente en siete islas. Ahí de nuevo aparece Belén Allende, que domina El Hierro y, además, cuenta con plaza como diputada autonómica por su isla.

Allende es la única mujer de la Fecai (Federación de Cabildos Insulares), donde dice sentirse respetada por sus compañeros. En el reparto de consejerías, además, también son más los varones. Solo en La Palma hay equilibrio, con tres consejeros de cada sexo. Aunque cuentan con un presidente hombre al frente.

La política municipal no elude el mal corte. Canarias es un terreno ocupado por 88 municipios. Y solo tiene 15 mujeres con bastón de mando. Las islas de El Hierro y Fuerteventura no cuentan con ninguna alcaldesa. Las islas capitalinas apenas suman mujeres en el poder, cuatro en Gran Canaria y seis en Tenerife.

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