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El Servicio Insular de Prevención y Atención a las Ciberviolencias Machistas (Sipacm) arrancó hace un año, aunque de manera efectiva atiende al público desde septiembre. Desde entonces 25 mujeres, dos de ellas menores de edad, han sido asesoradas o ayudadas en el ámbito judicial y psicológico por el equipo que coordina Ana Lidia Fernández . «Más del 70% de los casos de violencia machista tienen algún componente ciber», explica. Sin embargo, muchas mujeres no identifican las «ciberviolencias» cuando les pasa y en no pocas ocasiones «borran o bloquean» al presunto agresor. Justo lo contrario es lo que les recomiendan desde Sipacm. «Si lo bloqueas o borras la conversación pierdes la prueba. Primero haz una copia de seguridad», dice Ana Lidia Fernández.
Desde Sipacm se trabaja tanto en la prevención como en la atención. «Somos el primer servicio de España integrado en la institución pública que atiende como un servicio especializado en violencia machista más y lo hacemos desde la red pública», explica la coordinadora.
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«Muchas mujeres la sufren, pero está tan normalizado que no lo identifican como violencia», explica Fernández. Las 'fotopenes' que reciben como invitación o presentación de una presunta pareja o los insultos en internet son dos de las actitudes a las que se refiere la coordinadora. Este tipo de ciberviolencia la ejercen mayoritariamente desconocidos. Pero también se identifica en procesos de separación u por conocidos. «Compartes las contraseñas y cuando deciden separarse hay una brecha de seguridad. Nos encontramos con casos que van desde la sospecha de geolocalización a la difusión no consentida de imágenes o vídeos o la creación de vídeos o imágenes trucadas. Hay sobre todo casos en los que ha aparecido una foto o el número de teléfono de la víctima en una página porno», explica la experta.
Las ciberviolencia se producen en distintos contextos, desde el laboral al escolar pasando por el familiar o de pareja y expareja. Incluso «una persona desconocida entra en tus redes y puede ciberacosarte», dice Fernández, quien añade que afecta tanto a niñas como a jóvenes y mujeres adultas: «No hay edad». Aún así, «teniendo en cuenta el mayor uso por parte de las niñas porque la proporción de horas que le dedican a redes e internet es mayor les pasan más cosas y se cuidan menos también».
Para acudir a este servicio no hace falta haber puesto una denuncia. En él «se informa y asesora en materia jurídica y psicológica» a las posibles víctimas en ciberseguridad y autodefensa digital. «No es necesario que quien venga al servicio esté pensando en denunciar ni que estén seguras al 100% de que tienen evidencias. Puede ser que sospechen de algo o tienen un problema. Pueden venir o llamar (al 680 17 83 18) y las asesoramos», señala la coordinadora.
Cuando se concierta una cita la recepción la hace el personal de psicología «para dar apoyo emocional» y tras contar su situación «si requiere una asesoría jurídica o una especialización con un peritaje específico las asesoramos, hacemos un proceso de acompañamiento jurídico y psicológico hasta que quiere poner la denuncia».
«Es importante que les asesoramos y decidan ellas», abunda Fernández. Tienen que saber que «guardar pantallazos no es lo ideal. Es importante que se puedan guardar las evidencias de la ciberviolencia en una red social, que no las destruyamos en un momento de nervios» reitera la experta.
Desde este año y hasta 2026 el Sipacm estará financiado por el Cabildo de Gran Canaria en un 60% y por el Gobierno canario en un 40%.
La idea del Servicio Insular de Prevención y Atención a las Ciberviolencias Machistas (Sipacm) surgió tras el estudio 'Ciberviolencias machistas: un análisis de la realidad actual de Gran Canaria' elaborado por la Asociación Opciónate para el Cabildo de la isla. El documento, que vio la luz en 2022, ponía de relieve que el 50,5% de las mujeres de Gran Canaria ha sufrido al menos una vez ciberviolencia machista de carácter sexual en internet. Esto significa que habían recibido correos, imágenes o contenidos inapropiados ('fotopenes'), o mensajes sexuales de forma reiterada sin haberlo pedido o siguen insistiendo en una conversación sexual después de pedir que parasen.
Entre las conclusiones de una encuesta a 331 mujeres de Gran Canaria la coordinadora del Sipacm destaca que detectaron «distintos tipos ciberviolencias, desde las simbólicas hasta las directas de carácter sexual, por parte de pareja o exparejas, o ciberviolencias de carácter de seguridad. Más del 98% de las mujeres que participaron habían vivido o conocido la ciberviolencia machista, el 50% en primera persona, solo el 5% había denunciado y en torno al 4% conocían algún recurso al que acudir». Detectado el problema, «ningún recurso estaba atendiendo la ciberviolencia», y dada la «gravedad del problema», el Cabildo aportó por crear el servicio.
Fernández pone énfasis en la necesidad de la prevención. En muchos casos en el ámbito escolar o se es consciente del «daño» que se provoca, asegura la experta. Y también en el autocuidado, el aprender estrategias para no convertirte en una víctima. Pese a ello, reconoce, las «redes» están «echando» a muchas mujeres».
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