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Manuel Castells, este jueves, en una rueda de prensa telemática.

Manuel Castells, contra la «leyenda urbana» del ministro invisible

El ministro de Universidades ofrece su segunda rueda de prensa en ocho meses, pero ignora las críticas. «No soy un político profesional y me trae sin cuidado el ruido mediático», afirma

Álvaro Soto

Madrid

Jueves, 3 de septiembre 2020, 12:59

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Por segunda vez en ocho meses, el ministro de Universidades, Manuel Castells, se ha dejado ver en una rueda de prensa. Ha sido este jueves y lo ha hecho junto con el presidente de la Conferencia de Rectores (CRUE), José Carlos Gómez Villamandos, para explicar las medidas que los centros de educación superior tomarán en la vuelta a las aulas.

Castells ha sido el ministro invisible del Gobierno desde su nombramiento en enero y durante la pandemia. Su primera decisión, un viaje personal de diez días a Estados Unidos nada más asumir la cartera para resolver asuntos personales, ya generó críticas. Después, tardó semanas en nombrar a los altos cargos de su departamento, que permaneció paralizado a la espera de que su titular tomase de verdad las riendas. Su última espantada, esta vez justificada por motivos de salud, fue el pasado lunes, cuando faltó a la reunión entre el Ministerio y las comunidades autónomas para preparar el inicio del curso. Universidades explicó que el viernes anterior había pasado por el quirófano para una operación «urgente, pero no grave».

«Que no comparezco es una leyenda urbana, una campaña política interesada en la que no voy a entrar», ha afirmado hoy Castells. «Desde marzo, he hecho dos comparecencias en el Congreso y en el Senado, he respondido a preguntas parlamentarias y he estado una vez en la Moncloa durante el estado de alarma porque me lo pidió la Secretaria de Estado de Comunición, pero otros ministros han participado más porque estaban más de actualidad», ha recalcado.

De cara al exterior, Castells apenas se ha prodigado desde que ostenta la cartera ministerial: una rueda de prensa, una comparecencia en el Congreso en enero y otra en el Senado en junio, además de algunas conferencias y reuniones. Pero eso no significa que no haya trabajado, subraya. Al contrario, casi deliberadamente, Castells ha preferido ejercer en la sombra. «Hablar no es trabajar. Yo trabajo y lo que quiero es que se vean los resultados. Cuando haya resultados, comparecerá ante los medios, pero no quiero salir por cualquier cosa. A partir de ahora, tendrán muchas más conferencias de prensa mías», ha dicho este jueves.

En sus casi nueve mese en el cargo, ha mantenido encuentros con las universidades y los representantes sindicales y el martes su departamento presentó una nueva versión del anteproyecto de Ley para el futuro Estatuto del Personal Docente e Investigador, un asunto clave en su mandato, aunque se le achacó haberlo hecho público a destiempo, en medio del retorno a las aulas. Castells incluso relató que respondía personalmente a alumnos que le escribían a su correo electrónico. Pero en general, el millón y medio de estudiantes universitarios se han preguntado dónde estaba su ministro.

«Yo no tengo miedo a nada», responde Castells cuando se le cuestiona si sus ausencias pueden provocar que salga del Gobierno. «Lo único que me importa es hacer las cosas al servicio de los estudiantes, de las universidades y del país. No soy un político profesional ni lo seré nunca y el ruido mediático me trae sin cuidado», ha zanjado este jueves.

Profesor de Berkeley y uno de los sociólogos más importantes del mundo, al principio pareció incómodo en un ministerio que él mismo reconoció que apenas tenía competencias y que no se tenía que haber desgajado de ciencia. Fue una decisión política del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para abrir hueco a representes de Unidas Podemos en el Ejecutivo. A Castells lo eligió el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y se consideró la cuota de Ada Colau en el Gobierno, pero no era un desconocido para Sánchez, ni mucho menos. De hecho, si Sánchez es presidente del Gobierno, parte de responsabilidad la tiene Castells.

Relación con Sánchez

El ministro de Universidades acogió en su casa de California a Pedro Sánchez semana después de que fuera defenestrado por los barones socialistas en octubre de 2016. Contó su relación en el libro 'Ruptura' (Alianza Editorial), publicado en 2017. «Yo fui testigo de su reflexión y de su decisión final por uno de esos azares de la vida (...) Pedro Sánchez quiso alejarse de España por unos días y se fue a California con su familia. California tiene ese exotismo de fin del mundo donde llegan gentes de cualquier parte y para cualquier cosa, territorio límite de la experiencia humana, del que surgen locuras creativas del más alto alcance (...) Y como yo ando por allí parte del tiempo», escribió Castells, «Pedro Sánchez tuvo la idea de que charláramos».

«Yo, que tengo una debilidad romántica por las causas perdidas, le animé a que no se rindiera. Porque si lo hacía, era el fin del PSOE, que sería fagocitado en las fauces históricas de la gran coalición». «Hablamos y hablamos, paseando entre el rumor de las olas de la playa de Santa Mónica, donde yo vivía», escribe Castells, al que le quedó «claro» que Sánchez «tenía la fuerza suficiente para resistir».

En el libro, Castells tira de épica: «(Sánchez) fue precisando sus pensamientos, aparentemente sintiendo subir la adrenalina de una lucha justa. Cuando le acompañé al aeropuerto, había determinación en su rostro, esperanza en su mirada. Era la más improbable de las aventuras», dice, hasta llegar a la «resurrección y victoria».

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