Los contagios caen en picado en las islas y los médicos alertan de que no se están haciendo test
El mes más negro de la pandemia se salda con 278 muertes y 103.232 infecciones. Las islas sumaron ayer cinco muertes y 625 positivos
La incidencia del virus baja a pasos acelerados en Canarias y ayer se diagnosticaron 625 nuevos contagios, la cifra más baja de positivos desde el pasado 14 de diciembre. Si bien, también se está reduciendo el número de diagnósticos realizados. De hecho, el domingo se efectuaron 3.608 pruebas para detectar el coronavirus, el menor número de test diarios desde el 21 de noviembre, cuando la sexta ola estaba a punto de eclosionar en el archipiélago.
Esta reducción de los diagnósticos se debe a que no se está analizando a los contactos estrechos y, en algunas islas, como en Tenerife, los médicos de Atención Primaria tienen la orden expresa de no prescribir la prueba de diagnóstico de la infección activa ni siquiera a los casos sospechosos que presenten síntomas leves, a los que solo se les prescribe siete días de aislamiento desde el inicio de las molestias. El protocolo emitido por la Gerencia de Atención Primaria del Área de Salud de Tenerife, aún vigente en la isla, solo prevé la realización de la prueba diagnóstica a quienes presenten síntomas graves -dificultad respiratoria, más de 39 de fiebre o dolor torácico-, tengan alta vulnerabilidad al virus o convivan o trabajen con personas vulnerables. En esos casos, si llevan más de cinco días con síntomas, se les indica una PCR y si las manifestaciones clínicas son más recientes, un test de antígenos.
«Si antes mandábamos cien pruebas al día, ahora solo 60», explica un facultativo tinerfeño sobre el protocolo que entró en vigor el 30 de diciembre ante la incapacidad del sistema sanitario de testar a todo aquel que presentaba síntomas. «En diciembre, se prescribía una PCR y el paciente podía esperar hasta siete días por ella. Para cuando se la hacían, ya había negativizado», señala el médico.
De hecho, la posibilidad de obviar el diagnóstico de personas con covid-19 leve está contemplada en el último protocolo del Ministerio de Sanidad en el caso de que «el sistema regional de salud tenga coyunturalmente problemas para responder en plazo de tiempo adecuado a la realización de PDIA» por lo que se daría prioridad al diagnóstico de personas vulnerables o con sintomatología grave.
En enero se han hecho 340.386 pruebas diagnósticas en Canarias, 12.705 menos que en diciembre. Sin embargo, el mes se saldó con 103.232 contagios, más del doble de los registrados en diciembre, cuando se contabilizaron 50.068 positivos.
También enero ha sido el mes más negro de la pandemia en las islas con 278 muertes, lo que supone cerca del 20% de las 1.418 personas fallecidas con covid en las islas desde el inicio de la crisis sanitaria. Este lunes Sanidad notificó la muerte de otras cinco personas infectadas de entre 77 y 92 años; tres en Gran Canaria, una en Tenerife y otra en Fuerteventura.
La alta mortalidad por covid en las islas en comparación a otras comunidades con mayor incidencia ha empujado al Gobierno canario a pedir un sistema de recuento homogéneo de los fallecimientos por o con covid, explicó el presidente canario, Ángel Víctor Torres, durante una visita al punto de vacunación de Infecar, en la capital grancanaria, en la que agradeció la entrega del personal sanitario involucrado en la campaña vacunal.
Torres atribuyó esta alta mortalidad a la explosión de contagios de la sexta ola, que mantiene en Canarias a unas 102.000 personas con la infección activa. No obstante, subrayó el descenso de la letalidad, la proporción de muertes en relación al número de positivos. «Si hubiésemos mantenido la mortalidad de las oleadas anteriores, hubieran sido miles y miles los fallecidos en esta oleada», dijo el presidente del Gobierno que resaltó el papel de la vacuna para amortiguar el golpe de esta avalancha de contagios.