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Canarias no teme el cambio de horario

Canarias no teme el cambio de horario

El viceconsejero de Energía del Gobierno de Canarias, Gonzalo Piernavieja asegura que si hubiera un solo horario a las islas no le afectaría. Para el responsable de Energía del Cabildo de Gran Canaria, Raúl García Brink, es posible incentivar el ahorro energético sin que haya repercusiones en la salud.

Jueves, 1 de enero 1970

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Silvia álamo (ahoraplus) Las Palmas de GRan canaria

A Canarias no le afecta «para nada» la eliminación del cambio de hora bianual que el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, propone con la justificación de que es lo que le ha reclamado más del 80% de los 4,6 millones de ciudadanos europeos que participaron en una encuesta por este asunto. Así lo asegura el viceconsejero de Industria, Energía y Comercio del Gobierno de Canarias, Gonzalo Piernavieja. «El ahorro energético que se produce en Canarias por el cambio de horario de verano a invierno es muy pequeño, en la factura de la luz se refleja en un par de euros al año», asegura.

Este viernes se conoció la propuesta del presidente de la CE de eliminar los dos cambios de hora que se realizan durante el año (en marzo y en octubre) y permanecer constantemente con el horario de verano. La decisión viene a consecuencia del resultado de la encuesta llevada a cabo entre los países miembros de la Unión Europea que, aunque no es vinculante, ha hecho que los organismos europeos se planteen llevar a cabo la reforma.

El cambio de horario bianual surgió durante la Primera Guerra Mundial y no se modificó hasta que llegó la crisis del petróleo en 1973. En ese momento algunos países de Europa modificaron su horario oficial con el objetivo de aprovechar mejor la luz solar y así consumir menos combustibles fósiles. La medida se fue adoptando de forma progresiva en todas las legislaciones, hasta pasar en los años 80 a ser de obligado cumplimiento.

Fue el dictador Francisco Franco quien decidió, en 1940, que España tuviera la misma hora que el centro de Europa, alejando a la España continental y Baleares del horario que en realidad le pertenece según su huso horario estándar. El archipiélago canario se vio arrastrado por esta decisión a mantener su famosa hora menos, así las islas se alinearon al horario de los portugueses y los británicos. De no haber sido de esta manera, Canarias hubiera tenido dos horas menos sobre el horario español actual.

Ahora, y con todo este debate en auge, los canarios y peninsulares se plantean si el archipiélago seguiría teniendo una hora menos o se ajustaría al resto del territorio español. Es indudable que las islas gozan de una campaña de marketing gratuita cuando se apunta en cada boletín horario de las emisoras de radio o en cada informativo televisivo aquello de «una hora menos en Canarias», una expresión que, a pesar de la proposición del cambio de horario de este viernes, seguirá escuchándose, ya que el horario de las islas con respecto al resto de España, de momento, no va a variar.

«El ahorro en la península es significativo, unos 70 millones de euros que, aún así, repartido entre las familias, no llegan a unos pocos euros», aclara Piernavieja. «En Canarias no ahorraríamos prácticamente nada ya que las condiciones solares, debido a nuestra baja latitud, son similares durante todo el año». La luz solar en el archipiélago está desfasada dos horas: a las 19.00 se disfruta la luz de las 17.00 y, por tanto, hay luz prácticamente toda la jornada. En cambio, en los países más elevados, como Reino Unido o Noruega, sí se puede producir un ahorro mayor. «Los temas sociales, los biorritmos, la seguridad del tráfico son temas más subjetivos, pero desde el punto de vista energético el cambio horario a los canarios no les produce prácticamente ningún ahorro», sentencia.

El consejero de Desarrollo Económico, Energía e I+D+i del Cabildo de Gran Canaria, Raúl García Brink, detalla que el ahorro energético que produce el cambio de horario de invierno a verano «no es tanto como se pensaba». «Se está hablando de un 0,5-1% del ahorro energético», recuerda.

Sí hace hincapié en los problemas de salud pública que pueden generar los cambios de horario dos veces al año. «Cada vez existen más estudios que apuntan a que el cambio de horario genera estrés, cansancio, que se duerme una hora menos y se tiene que producir una adaptación del cuerpo a esa modificación», detalla García Brink. «Nos encontramos una contradicción entre una serie de ventajas que se producirían para la salud pública, pero al mismo tiempo una serie de efectos negativos en cuanto ahorro y eficiencia energética», aclara el consejero.

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