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Calaf: «El lenguaje evoluciona de forma natural, pero hay que empujarlo»

Calaf: «El lenguaje evoluciona de forma natural, pero hay que empujarlo»

La periodista apeló a la «responsabilidad social» del periodismo para evitar la invisibilización de las mujeres y apostó por un uso «inclusivo» de la lengua en un coloquio de la Fundación Disa

Jueves, 1 de enero 1970

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Los medios de comunicación «tienen una responsabilidad social» y en este contexto, «hay que estar muy convencido de que las palabras que se utilizan no son inocentes, tienen un significado. Hay que estar atentos porque muchas veces, se utilizan sin maldad, pero no hay que olvidar que cuando se le cambia el significado a una palabra lo que se pretende es manipular las ideas», afirmó ayer la periodista Rosa María Calaf.

La comunicadora, que participó en un coloquio sobre lenguaje inclusivo organizado por la Fundación Disa en la capital grancanaria, dijo que el periodismo debe «estar muy comprometido con reflejar la realidad y contribuir, en la medida en la que pueda, a la construcción de un mundo mejor para más gente, para la mayoría». Por eso, continuó la periodista, es importante utilizar un lenguaje inclusivo en referencia a que el genérico masculino no lo es. «El lenguaje discrimina a la mujer porque la mujer está discriminada, eso no sale de la nada», apuntó.

Rosa María Calaf puso unos cuantos ejemplos, entre ellos lo difícil que es aceptar la feminización de términos masculinos (médica por médico), pero lo fácil que es lo contrario (modisto por modista).

«En el tema de la violencia machista es esencial ser extremadamente cuidadoso. Uno es el uso de las palabras y el tratamiento desde el punto de vista mediático de los temas. No son sucesos. Si hubieran muerto 64 médicos en un año sería un escándalo. Tenemos que cambiar muchas cosas y una de ellas es el lenguaje», insistió. Ese cambio, dijo, muchas veces se produce de forma espontánea, pero no siempre. «El lenguaje evoluciona de forma natural, pero hay que empujarlo», señaló Calaf.

El lenguaje inclusivo no solo afecta a la discriminación de las mujeres. También a la de personas que no cumplen con los estándares de «normalidad» que impone la sociedad. En esta línea intervino la periodista Olga Berrios.

A su juicio, «el lenguaje inclusivo sale naturalmente si tenemos en cuenta al resto de la gente. «Si pensamos en ellos y ellas y lo tenemos activado es muy fácil». Sin embargo, apuntó, no ha sido hasta este mismo mes cuando la Fundeu ha recomendado el uso de «persona con discapacidad» en lugar de «persona discapacitada». Es más, señaló, «La Constitución llama disminuidos a las personas con discapacidad».

En el coloquio también participó Eduardo Martínez quien narró su propia experiencia. Hace seis años que un accidente le dejó «en una silla de ruedas», pero «no estoy postrado o inmóvil». De hecho, es nadador en aguas abiertas. Martínez relató el cambio del lenguaje en los últimos 40 años, sin embargo, añadió, «falta mucho recorrido».

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