Este hombre de 58 años no paró de repetir desde que fue detenido tras cometer el crimen que quería morir y, prueba de ello, es que se realizó varios cortes en el cuello y la muñeca para desangrarse tras acuchillar a la víctima y, horas más tarde en el hospital cuando estaba recuperándose de las heridas, atacó al policía que lo estaba custodiando con el fin de que este le disparara y acabara con su vida.
Sean Duane C. R., que pasará este jueves a disposición judicial, reiteró a los agentes de Homicidios en sede policial el mismo relato que contó a los que lo detuvieron en la calle Rafael Oramas del barrio Casablanca I y, posteriormente, en el Hospital Insular donde fue ingresado para recuperarse del intento de autolisis.
Dijo en su declaración que no sabía lo que le había pasado, que no se explicaba lo ocurrido, que lo sentía mucho y se encontraba «muy arrepentido», añadiendo que quería a su tía Carmen Correa Arocha, de 85 años y conocida por Meli, «como si fuera mi madre».
Insistió a los investigadores que sufre problemas de salud mental desde que padeció un accidente laboral que lo dejó incapacitado para trabajar. En ese momento, entró en una profunda depresión que lo obligó a medicarse y se dedicó a cuidar de su tía mientras vivía con su mujer y su hija. Negó consumir alcohol o drogas y tener algún tipo de conflicto con la víctima. Al contrario, los agentes observaron que la casa estaba recogida y sin señales de pelea y, además, los vecinos que testificaron detallaron que la relación entre ambos era muy buena.
La mañana de los hechos, pasadas las 10.00 horas, Sean Duane C. R. contó que le preparó el desayuno a Meli y tras hacerlo, al parecer ella protestó por algo, según declaró, y «de repente» y con el mismo cuchillo que estaba utilizando para hacerle la comida, le asestó varias puñaladas en el tórax estando ella sentada en el sillón del salón.
Sin posibilidad de defenderse
La víctima no tiene señales defensivas, por lo que se desprende que el ataque fue sorpresivo y la reacción del homicida no fue seguir apuñalándola, sino intentar quitarse la vida. En el mismo sillón donde Meli estaba sentada, se intentó clavar el cuchillo en el cuello primero, pero solo se hizo una herida superficial. Luego sí se cortó con intensidad la muñeca izquierda con el objeto de morir desangrado, según explicó.
Pero escasos minutos después, la empleada del hogar que atendía a la mujer entró a la casa para cumplir con su horario laboral y al abrir la puerta, se encontró a la víctima en el sillón del salón ya sin vida y a su sobrino sentado al lado sangrando abundantemente. Asustada, cerró la puerta y llamó de inmediato a la policía que se encontró con la misma escena del crimen.
Los agentes grabaron al homicida gritando cuando lo detuvieron y luego lo trasladaron al Hospital Insular, donde luego atacó a otro policía al que metió un dedo en el ojo, por lo que también será investigado por un delito de atentado contra la autoridad.
En primera instancia, el detenido no se quiso medicar para la depresión, aunque finalmente accedió y fue trasladado ayer por la tarde a un centro de salud para ser observado.
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