Marieke insiste en repartir sus cenizas
José Ramón Sánchez López y Arrecife
Martes, 23 de enero 2018, 07:31
El final de Marieke Vervoort parece cada vez más próximo, a tenor del reportaje publicado el pasado fin de semana por El País. La campeona belga, que ya en 2016 anunció que quería poner fin a su existencia, al estar aquejada de una enfermedad degenerativa irreversible, vive en un recinto hospitalario. En concreto, según el diario madrileño, mora en la habitación 208 del hospital de Diest, en las proximidades de Bruselas, de donde parece que tendrá difícil salir.
Los dolores pueden con ella. Y cada vez con más intensidad. Por ello, ha retomado en este arranque de 2018 el proceso de eutanasia, que tiene cabida legal en Bélgica. Se debe, según consta en el reportaje con la firma de Álvaro Sánchez, a que «es imposible vivir en estas condiciones». Marieke cree que es hora de cumplir con el propósito que ha venido gestando con apoyo familiar.
Tras el desenlace, confía la deportista en que su legado sirva para crear un museo. Sobre su cuerpo, que deberá ser incinerado, ha definido varios destinos. En este contexto, parte de las cenizas deberán ser arrojadas al mar desde Los Hervideros, junto a El Golfo. Eso sí, nunca antes del 27 de febrero, fecha en que cumplirá 39 años de existencia.
La razón de que Marieke haya decidido que Lanzarote sea su destino final obedece a que en la isla fue capaz de hallar paz y tranquilidad, logrando así hacer frente a la enfermedad degenerativa que padece, incurable, diagnosticada cuando tenía 14 años, para acabar con 20 años en una silla de ruedas. La relación con Lanzarote comenzó en la pasada década. En 2010 fue cuando por primera vez se hizo acompañar de sus padres, hospedándose en el Nautilus de Puerto del Carmen, a cuyo personal llegó a dedicar una emotiva carta para agradecer el trato dispensado.
De cara a los Juegos de Londres, en 2012, hizo esta competidora de Lanzarote su cuartel de invierno. Y los frutos se dejaron notar, con varias medallas, destacando el oro en los 100 metros lisos, prueba que fue capaz de completar en 19 segundos y 19 centésimas en su silla de ruedas adaptada para la competición. También logró recompensas en la cita olímpica de Río de 2016.
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