Lanzarote, destino final para Marieke
En Bélgica, la eutanasia tiene amplio respaldo legal y, aprovechando ese marco, la atleta paralímpica Marieke Vervoort ha pedido poner final a su existencia una vez transcurridos los Juegos Paralímpicos de Río (desde el 7 de septiembre), tal y como reconoció hace un mes en la revista Le Parisien. El desenlace, sin fecha fija, deberá tener remate en Lanzarote, para que las cenizas sean esparcidas por algún punto del litoral, atendiendo a declaraciones recogidas esta semana en El País. La razón de que Marieke haya decidido que Lanzarote sea su destino final obedece a que en suelo canario ha sido capaz de encontrar momentos de paz y tranquilidad, logrando así hacer frente a la enfermedad degenerativa que padece, incurable, diagnosticada cuando tenía 14 años. La relación de esta brava mujer con Lanzarote comenzó en la pasada década, afianzándose con los años. En 2010 fue cuando por primera vez se hizo acompañar de sus padres, hospedándose en el hotel Nautilus de Puerto del Carmen, a cuyo personal llegó a dedicar incluso una emotiva carta para agradecer el trato dispensado y las atenciones recibidas. De cara a los Juegos de Londres, hizo esta competidora de Lanzarote su cuartel de invierno. Y los frutos se dejaron notar. Obtuvo varias medallas, destacando el oro en los 100 metros lisos, prueba que fue capaz de completar en 19 segundos y 19 centésimas en su silla de ruedas adaptada para la competición. De cara a Río, su preparación de nuevo ha estado dividida entre los entrenamientos en Lovaina, cerca de la localidad de Diest, donde se asienta el hogar familiar y donde convive con su perro Zenn; y su refugio insular. La pasada semana fue una usuaria más de la desgastada pista de atletismo de la Ciudad Deportiva Lanzarote, en Arrecife, lugar al que Marieke ya le tiene bien pilladas las medidas. «Es siempre muy cordial y agradable», en versión del personal cabildicio que le facilita el acceso por una de las puertas que se abren para la entrada del público cuando se juegan partidos de fútbol. Consciente de que estar en 2020 en Tokio le será harto complicado, ha optado por seguir activa mientras tenga fuerzas para soportar los terribles dolores que habitualmente se ve obligada a soportar, a pesar de la morfina. Por delante le espera Brasil, y luego intentar llegar al Mundial de 2017, si su cuerpo se lo permite. «No quiero vivir como un vegetal», según recogió El País. Y así las cosas, Lanzarote para completar el punto final.