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Tardes musicales para ahuyentar el miedo

Tardes musicales para ahuyentar el miedo

Valsequillo se refugia en la música para sobrellevar el estado de alarma. La vida que define a este municipio en la etapa precuarentena, con calles, plazas y parques llenos de conversaciones y risas, se recupera lentamente con la música que llega desde diferentes rincones para amenizar una espera que se prolonga más de lo deseado.

Óliver Suárez Armas y Valsequillo

Jueves, 1 de enero 1970

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Muchos son los vecinos que han desempolvado sus equipos para lanzar sus melodías desde los balcones y azoteas con el propósito de contagiar alegría y sonrisas y ahuyentar los miedos y la incertidumbre durante ese espacio de tiempo.

Es el caso de José Granados en el barrio de Las Vegas, donde cada día exhibe su repertorio durante a partir de las 19.00 horas a petición de un amigo. Arrancó con timidez con saludos y alguna canción para no molestar, pero ahora lo esperan cada tarde para disfrutar y bailar, sin faltar alguna ranchera ni tampoco el cumpleaños feliz con dedicatoria.

Sus actuaciones cuentan con seguimiento en las ventanas, los balcones y las azoteas, siendo vitoreado con banderas y sábanas como aprobación, y que el vecino Ángel Peñate se encarga de grabar y editar para que llegue a todo el municipio.

Valsequillo lleva el ritmo en las venas y otros ejemplos son Normando Peñate en Tenteniguada, quien hace sonar los bucios o caracolas desde la Sabina, e Iván Galván, teclista del grupo Los Parranderos del Sur, con su teclado en el Rincón de Tenteniguada para hacer las delicias de los vecinos y poner a bailar a un barrio en el que también destaca el grupo Diversión Musical, capitaneado por Valentín Navarro.

La ruta de la música no para y llega al barrio de La Barrera, donde el grupo Yoni y Aya se animó los primeros días de este momento de aislamiento a sacar los altavoces a la calle.

Ahora, en el estudio, preparan temas nuevos con los que deleitar a su público cuando acabe este período, pero el testigo lo cogió la vecina Pino Sánchez, quien tiene muy claro que «darle alegría a la gente en estos días tan tristes es el objetivo», mientras sube a la azotea de su casa para colgar o recoger la ropa y sube el volumen de su música para unos vecinos que la esperan prestos y dispuestos para mover los pies.

El WhatsApp de Carmelo Torres recibe peticiones de los residentes en el barrio de Lomitos de Correa. Desde su repertorio de rancheras a canciones del recordado Camilo Sesto o el grupo Il Divo, un grupo formado en el Reino Unido en 2003 con voces de cuatro países diferentes, pero siempre con el Resistiré.

El tema del Dúo Dinámico, convertido en himno nacional en durante el estado de alarma, dio el pistoletazo de salida a sus interpretaciones y, desde ese día, sus vecinos no fallan para oír su voz. «Es emocionante cuando veo las linternas de los móviles encendidas en las azoteas cuando empieza a anochecer», dice.

Una música que también suena en casa de Fátima López. Desde su ventana en las casas baratas anima y graba a sus vecinos disfrutando de la compañía y de unos ratos musicales que llegan al alma en una situación así.

Y es que los vecinos y vecinas de Valsequillo han encontrado un hilo común para solventar los obstáculos y están dando una demostración de solidaridad, compromiso y vida para reducir el estrés y la ansiedad y convertir estos factores en momentos e imágenes que quedarán en el recuerdo de todos cuando se abran las puertas para recuperar la normalidad. Ahora, la música acerca a personas que están al lado, pero, a su vez, tan lejos.

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