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El laberinto irlandés de Cristo López

El laberinto irlandés de Cristo López

Una vecina de la capital grancanaria se queja de la inacción del Gobierno español ante su petición de ser repatriada. «De la embajada ya no espero nada», se resigna. El Estado dice que se le han ofrecido soluciones

Jueves, 1 de enero 1970

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Una excedencia de su trabajo en el banco le permitió ir a Irlanda. Allí viven unos amigos y lo vio como una oportunidad. Se desplazó hasta Cork, donde realizó un curso de inglés comercial y, al poco, le ofrecieron trabajo. Estuvo hasta fines de año entre Las Palmas de Gran Canaria y la ciudad meridional irlandesa, hasta que en enero le surgió otro trabajo. Cuando empezó les dijo que en abril iba a volverse de manera definitiva a Gran Canaria. Y lo había planeado todo para el regreso cuando la crisis del coronavirus y la cancelación de su vuelo por parte de Ryanair le atraparon en la isla esmeralda.

Se llama Cristo López y nació en Las Coloradas. Ahora tiene su casa en la zona Puerto. Y a ella quiere volver, pero denuncia la falta de ayuda del Gobierno de España, en concreto de la embajada de España en Dublín. A ella se dirigió en varias ocasiones, pero la respuesta ofrecida nunca atendía a su situación. «Los turistas que tiene previsto su regreso a España lo deben hacer lo antes posible y a los residentes en el extranjero, que permanezcan en sus lugares de residencia», dice que le respondieron. Pero Cristo ni es turista, ni es residente. Y en ese laberinto kafkiano empezó a demandar una ayuda que no llega.

«Me siento impotente», reconoce. «No están llevando a cabo ningún plan de repatriación y dicen que no pueden, o no quieren ayudarme». Cristo dice que pertenece a los grupos de riesgo, pues ha padecido neumonía y tiene problemas respiratorios. «Cualquier catarro común me lleva al hospital y me tienen que poner oxígeno y administrar antibióticos directamente al pulmón», describe.

Por eso está tan preocupada ante la pandemia del Covid-19. Cree que un contagio en Irlanda, donde no tienen acceso a su expediente médico y su historial clínico, pueden ser perjudiciales. Y su angustia se acentúa porque considera que el sistema sanitario irlandés no está tan preparado como el español.

Cristo López es una de las 65.000 personas de nacionalidad española que se encontraba en el extranjero cuando estalló la crisis sanitaria del coronavirus.

Tiene una salida, que es tomar una conexión con Londres desde Dublín. Eso le obligaría a emprender un viaje de cuarenta y ocho horas, pasando una noche en el aeropuerto de Dublín. «Ya no hay vuelos desde Irlanda a España, han sido todos cancelados, y apenas hay conexiones de vuelos, vía otros países», expone, «sin hablar de las horas que hay que pasar por varios aeropuertos y el riesgo que ello conlleva».

El director general de Relaciones Exteriores del Gobierno de Canarias, Francisco Trujillo, aseguró que ya había contactado con Cristo López. «Se están buscando soluciones porque España no ha hecho repatriaciones», expuso, «pero sí activó un número de teléfono de emergencia consular (el +34 91 394 89 00) desde el que le dirán la mejor manera de volver a casa».

Otros casos

La canaria apunta también que hay otros españoles en su misma situación. Se refiere a un grupo de siete estudiantes menores de edad que se encuentran en Carrigaline, a 12 kilómetros de Cork. Se trata cuatro cántabros, un onubense, un mallorquín y un alicantino.

En este grupo había también una canaria, la hija de una clienta del banco en el que trabajaba Cristo López. Pero ya no está porque cuando vio cómo estaba derivando la situación, Cristo llamó a su madre para aconsejarle que volviera a casa. «Ella se fue desde Dublín y la familia con la que se quedaba la llevó desde aquí a la capital», cubriendo la distancia de 259 kilómetros que separa a las dos ciudades irlandesas. «Las familias acogentes también están preocupadas por la responsabilidad de tener a un menor extranjero a su cargo», aseveró.

El Ministerio de Asuntos Exteriores explicó, en todo caso, que la embajada en Irlanda estaba «en estrecho contacto» con todos los ciudadanos españoles en ese país, como demuestra el hecho de que se ha favorecido el regreso de más de medio millar de personas. Sobre el caso puntual de Cristo López y los menores, indicaron que ha habido «un contacto estrecho, continuo y pormenorizado con cada uno de ellos». De hecho, se informa de que «se han ofrecido todas las soluciones disponibles», si bien, «la decisión última de viajar corresponde a los viajeros».

En las últimas dos semanas, España ha facilitado el regreso de más de 18.000 personas y se ha reforzado el teléfono de emergencia consular con más de un centenar de diplomáticos voluntarios dando servicio 24 horas todos los días de la semana.

El director general de Relaciones Exteriores del Gobierno de Canarias, Francisco Trujillo, aseguró que unos noventa canarios han regresado con el asesoramiento del Ejecutivo autónomo desde que se inició la pandemia del Covid-19. «Han venido personas de todas las islas y de lugares tan diversos como Nueva York, Tailandia, Bali, Nueva Zelanda, Marruecos, Mauritania, Gambia a través de Senegal o Cabo Verde», expuso.

Además de estos, el Ejecutivo autónomo trata también de facilitar el regreso de otros isleños. Entre ellos está Cristo López, la canaria que demanda su vuelta desde Cork, pero también el de una joven que reside en Carolina del Sur (EE UU); de un chico que vive en Nueva York (también en EE UU); otro que viene desde Australia y que tenía previsto salir este domingo desde Sidney, vía Qatar y Madrid, hasta Gran Canaria; dos enfermeros tinerfeños que partieron de Perú este jueves y que tuvieron que salir desde el aeropuerto militar de Lima; y dos mujeres de El Hierro que residen en Manchester (Reino Unido).

Trujillo aclaró que los consulados no tienen capacidad para resolver los traslados, de ahí que aconsejó llamar al teléfono de asistencia consular (+34 91 394 89 00). Además, pidió seguir la información que se distribuye entre los perfiles y páginas de los consulados en las redes sociales.

«El problema es que los desplazamientos son complicados y además tienen costes económicos que pueden llegar a ser altos», aseguró el director general de Relaciones Exteriores del Gobierno de Canarias, «y a ello hay que añadir que los vuelos vienen al 50% de su capacidad, lo que complica más la situación».

Trujillo indicó que cada día habla con los canarios que quieren volver para tratar de tranquilizarlos y buscar una solución a su situación actual.

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